El medio rural lucha con uñas y dientes para defender su patrimonio cultural. En muchos casos malogrado por el paso del tiempo y el olvido institucional, ahora son dos los municipios de Castilla y León que en los últimos días se han apuntado a la moda del micromecenazgo para tratar de salvar dos importantes obras religiosas como son la ermita del Humilladero en Torrescárcela (Valladolid) y el Retablo Mayor de la iglesia de San Mamés en Villanueva de Gumiel (Burgos).
La asociación Hispania Nostra para la defensa y promoción del patrimonio cultural y natural acoge estas dos iniciativas que ya han alcanzado un 18% -en el caso del municipio vallisoletano con 1.810 euros recaudados- y el 9% para el retablo burgalés con algo menos de 1.000 euros (en concreto, 930).
No obstante el objetivo es alcanzar los 30.000 y 29.000 euros de recaudación.
El proyecto técnico para recuperar la ermita del Humilladero, situada en este municipio de apenas 150 habitantes, contempla la sustitución de la cubierta de placas de fibrocemento así como su reacondicionamiento tanto interior como exterior. La cubierta original, que era a cuatro aguas, se derrumbó y como medida más inmediata se realizó una nueva a dos aguas con placas de fibrocemento sustentada mediante una nueva estructura de madera para permitir la conservación del edificio. Por lo tanto, los elementos de la cubierta en la actualidad no son los originales de la Ermita de ahí que se vaya a realizar su sustitución por una nueva estructura de madera con una cobertura de teja tradicional, volviendo a las características originales del inmueble, esto es una cubierta a cuatro aguas, que respete la volumetría y la forma original.

En el caso del retablo de la iglesia burgalesa se trata de una obra de sección poligonal en tres calles, con relieves, tallas y pinturas sobre tabla. Se desconoce, por el momento, la identidad de quienes realizaron las trazas y las labores de pintura y policromado del Retablo Mayor, si bien estilísticamente corresponderían a la denominada Escuela de Burgos. Esta obra realizada en la primera mitad del siglo XVI presenta unas dimensiones de 3,5 m. de anchura x 5,5 m. de altura.
El estudio preliminar relativo el estado de conservación de la obra revela roturas de partes salientes de las molduras y elementos pequeños del conjunto decorativo, agentes bióticos, fragmentos desaparecidos como consecuencia de las roturas que se acaba de señalar y una significativa presencia de xilófagos del tipo Anobium, que alcanza visiblemente a la mazonería, relieves, y pinturas sobre tabla del retablo