Cada curso tiene su afán y así lo saben quienes se encargan de pilotar los proyectos educativos de las once diócesis de Castilla y León. Por eso, manteniendo la tradición de encontrarse varias veces al año, los responsables diocesanos del área educativa han mantenido una jornada de trabajo en la que han valorado el inicio de curso y concretado proyectos comunes para el 2023-24.
No cabe duda de que la clase de Religión es una de sus encomiendas más relevantes, un ámbito del conocimiento que parece ir encontrando su lugar propio en el contexto de una escuela plural en la que todas las sensibilidades encuentran acomodo. Siendo que los vaivenes políticos no ayudan, los diferentes delegados confían en que de manera progresiva se consiga ese pacto educativo tan ansiado por la sociedad española y, particularmente, por quienes anhelan un modelo de escuela inclusiva, respetuosa y abierta al diálogo con la trascendencia, tal como ocurre en el resto de Europa.
Los delegados se han planteado para este curso avanzar en el diálogo con la administración autonómica en orden a mejorar la situación del área de Religión y Moral Católica en los centros de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Las familias que solicitan esta formación lo hacen avalados por la Constitución Española, además el número de alumnos inscritos en el curso anterior fue de más de 250.000, una cifra nada desdeñable que obliga a los responsables de la calidad educativa de nuestro sistema a proveer las medidas necesarias para su adecuada impartición. Junto al derecho de las familias se debe proveer una progresiva homologación del profesorado de religión al resto de sus compañeros docentes, no tanto en el ámbito económico puesto que ya es efectiva, sino en el estructural, habilitando fórmulas que les permitan incorporarse a los claustros de manera eficiente para la consecución de la deseada educación integral.
El gran objetivo para este año es aprovechar la oportunidad que surge con el Congreso promovido por la Conferencia Episcopal que lleva por título “La Iglesia en la educación. Presencia y compromiso”, una iniciativa de carácter nacional que responde al Pacto Educativo Global propuesto por el papa Francisco. Este Congreso es una “invitación a tomar mayor conciencia de la presencia histórica de la Iglesia en el campo de la educación, como parte del cumplimiento de su misión propia, y de su significado para toda la sociedad” tal y como indica Monseñor Carrasco, obispo responsable de este proyecto.
El Congreso será un espacio de reflexión e intercambio y constará de dos partes bien diferenciadas: una online, que se desarrollará todos los lunes y miércoles del mes de octubre (cinco experiencias de cada uno de los nueve ámbitos cada día), y otra presencial, que tendrá lugar el 24 de febrero de 2024.
Los nueve grandes ámbitos del congreso son:
Colegios de ideario cristiano (religiosos, laicales, diocesanos)
Profesorado de Religión Católica
Profesorado cristiano en los diversos centros de enseñanza
Centros de Educación Especial
Centros de Formación Profesional
Universidades católicas y Centros Universitarios
Colegios Mayores y Residencias Universitarias
Educación no formal, voluntariado, tiempo libre y otros proyectos culturales
Parroquia-Familia-Escuela
Cabe destacar que el 23 de octubre, desde la comunidad de Castilla y León, en concreto desde Valladolid, se harán las comunicaciones de experiencias relativas al punto 2, es decir las que tienen que ver con la enseñanza de religión y su profesorado. Serán cinco experiencias que, como el resto, quedarán alojadas en el repositorio de la web https://haciaelcongreso2024.educacionyculturacee.es/ y podrán seguirse en diferido cuando los interesados estimen oportuno.
Las delegaciones de enseñanza ya están iniciando la promoción de esta actividad en cada diócesis con el objeto de darle la mayor publicidad interna y reunir una alta participación de todos los implicados.