Por momentos, el Zamora CF acarició la perfección. Fue en una mañana fría de febrero, en el Estadi Nacional de Andorra, donde el conjunto rojiblanco desplegó una de sus mejores primeras partes de la temporada. Sin embargo, el fútbol, a veces cruel, no entiende de merecimientos, y el Andorra FC supo castigar cada error hasta voltear un marcador que parecía sentenciado al descanso.
El encuentro comenzó con un Zamora ambicioso, no tan dueño del balón como si de las ideas. La recompensa llegó pronto, en el minuto 27. Una jugada trenzada, de esas que se ensayan y rara vez salen tan limpias: Edu Campabadal rompió líneas con un centro medido a Rufo, que no se dejó llevar por la ansiedad y sirvió un pase raso al corazón del área. Allí apareció Pito Camacho, con la calma de los grandes, para levantar sutilmente el balón con su zurda por encima de Ratti, el guardián andorrano que, pese a su posterior heroísmo, poco pudo hacer ante semejante delicadeza.
El gol espoleó aún más a los zamoranos, que no tardaron en generar nuevas ocasiones. La más clara, un penalti provocado por una mano de la defensa andorrana al intentar despejar un córner. Kike Márquez se plantó con decisión frente al esférico, pero el destino, caprichoso, quiso que su disparo besara el larguero y se perdiera en el eco del estadio.
Ratti, sin embargo, fue el verdadero muro entre el Zamora y la sentencia. Hasta tres intervenciones salvadoras en la primera mitad impidieron que los de Zamora cerraran un partido que parecía inclinarse claramente a su favor.
La segunda parte fue otra historia. El planteamiento cambió radicalmente: el Zamora apostó por la contención, por defender el botín. Una decisión que, con el paso de los minutos, se reveló como un error fatal. La expulsión de Campabadal, tras ver dos amarillas en apenas diez minutos (53’ y 63’), terminó por hundir las esperanzas rojiblancas.
Con uno menos, el equipo se desmoronó. Nieto, aprovechó el bajón físico y anímico para poner el 1-1 en el 64’. A partir de ahí, el Andorra fue superior en todas las líneas, mientras Sabas trataba de recomponer las piezas con los cambios: Joel Priego, Gorjón y el recién incorporado Frimpong saltaron al césped, pero la reacción nunca llegó.
El golpe definitivo cayó en el tiempo añadido. Con el Zamora ya vencido, Fermín Sobrón quedó vendido en el área pequeña, y Nieto, implacable, empujó el balón al fondo de la red en el minuto tres de añadido, sellando la remontada.
Con esta derrota, el Zamora CF se queda en la novena posición, pendiente de lo que haga el Unionistas de Salamanca frente al Barakaldo. Aunque parece poco probable que le arrebaten la plaza, lo cierto es que los rojiblancos se alejan de unos playoffs que, no hace mucho, parecían al alcance de la mano.
Una lección amarga para un equipo que demostró tener fútbol de sobra, pero al que le faltó ambición para rematar la faena.