Zamora y sus cuatro "Escoriales": un monumento a la desidia institucional

Cuatro esquinas tiene mi Zamora, y cuatro "Escoriales" coronan la capital. Edificios emblemáticos, dicen.
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Sí, emblemáticos en cuanto a cómo convertir la ineficacia en un arte.

Desde el Museo de Semana Santa, pasando por el eterno Puente de Piedra, el Conservatorio de Música y el siempre prometedor Banco de España, estos son los cuatro caballos de la desolación zamorana. Obras que avanzan, como los trenes de antes, a paso de tortuga, con la promesa de llegar a la estación final, pero siempre con retraso. Y mientras, las esperas desesperan, y las soluciones, como el buen vino, parecen necesitar años para madurar.

Empezamos el tour con el Banco de España, ese edificio que en los sueños de algunos albergaba ya a la Policía Municipal en sus flamantes oficinas. Pero claro, de sueños no vive la obra pública. Tras adjudicaciones fallidas y empresas quebradas, lo único que se ha levantado aquí son las esperanzas, solo para verlas caer poco después. ¿Llegará a su término en 2025? ¿2026? ¡Quién sabe! Apostemos, aunque no tengamos muchas fichas. Para Paco Guarido y su equipo, este fiasco es ya un "atragantón" que ni con agua pasa. Pero paciencia, que a lo mejor tenemos suerte y, con un poco de esfuerzo, logramos tener un edificio listo antes del próximo milenio.

Seguimos hacia el Puente de Piedra, ese símbolo de la ciudad que, según los calendarios optimistas, debería quedar listo en enero de 2025. Claro, si es que no nos quedamos sin piedra, porque a este ritmo, igual tienen que importar alguna de otro planeta. Mientras tanto, los paseos de los zamoranos se alteran, y las procesiones de Semana Santa, tan veneradas, tendrán que adaptarse a los itinerarios de la obra eterna. Bendita paciencia la del zamorano, que ve pasar más fases de obra que cofradías.

Y qué decir del Museo de Semana Santa. Ahí está, esperando, como una obra de arte más, pero sin fecha de exposición. Proyectores, permisos, administraciones, constructores… es como una sinfonía descompuesta de burocracia. Los muros podrían levantarse en meses, pero parece que el problema ya no es la falta de buenos albañiles, sino de cabezas pensantes. O quizá es que las cabezas están tan ocupadas en rellenar papeles que no tienen tiempo para levantar nada más.

Finalmente, llegamos al Conservatorio de Música, ese proyecto de más de 15 millones de euros que sigue siendo un misterio. ¿Cuándo terminará? Pues parece que ni los astros lo saben. Con tanta obra por hacer, esto ya no es una cuestión de presupuesto, sino de paciencia, una cualidad que en Zamora parece estar en obras también.

Así que ahí lo tienen: los cuatro Escoriales de Zamora. Obras eternas que tapan, o al menos intentan tapar, las vergüenzas de otros proyectos menores, o mayores que nos matan a diario en esperas, benditos planes de humanización que esos si tienen principio y fin, dos añitos de sufrimiento. Que Dios quiera, como dicen los fieles al salir de misa, que al menos esas promesas se ejecuten rápido. Aunque ya sabemos cómo va esto: mucho prometer hasta meter, y una vez metido, date por… bueno, mejor no lo decimos, pero se entiende.

Y mientras tanto, Zamora sigue en pie, aunque lo único que parece realmente levantado en esta ciudad son las aceras. Obras por aquí, obras por allá, como si la ciudad necesitara una dosis de "Viagra" urbana para mantenerse siempre en proceso. Pero cuidado, que tanto levantar a veces solo nos deja sin vergüenza, la que parece que falta en las instituciones, tan ocupadas en su laberinto burocrático que no encuentran la salida… o tal vez no quieren encontrarla. 

No valen paños calientes ahora que viene el invierno, se acaban los tiempos y las paciencias la Bien Cercada no puede ser la más olvidada ni la última en las estadisticas.

Ya contaremos en otra crónica los "Escoriales" de la provincia, que tampoco se quedan cortos en este arte del retraso.

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