Los "Escoriales" de la provincia: Promesas eternas en el limbo zamorano

Si pensábamos que los cuatro Escoriales de la capital zamorana eran el súmmum de la desidia, es solo porque no hemos echado la vista a nuestra querida provincia. Aquí también tenemos una lista de obras y proyectos que bien podrían competir en un campeonato de "¿Quién se retrasa más?".
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Para empezar, pensemos en las telecomunicaciones, o mejor dicho, la falta de ellas. Si ya es un chiste que en la A-11 de Zamora a Toro se siga cortando la cobertura, ¿qué podemos esperar de la Sanabria profunda, de Sayago o de Aliste? Zonas donde, si logras pedir una cita previa por teléfono, deberías considerarlo un milagro. Los políticos lo niegan, pero mientras ellos disfrutan de su fibra óptica, los zamoranos seguimos preguntándonos si la próxima llamada será la última... antes de quedarnos en la sombra, otra vez. Aquí los planes de humanización no existen, cachis...que pena, si en dos años la comunicación tanto de TV como de Internet fuera una realidad, canto en los dientes.

Y hablando de sombras, hablemos de la N-122, la obra más deseada por miles de zamoranos y portugueses, esa que ha acumulado décadas de promesas incumplidas. Más de 30 años de accidentes, vidas truncadas y una carretera que sigue sin estar a la altura de lo que esta provincia merece. Políticos de todos los colores se han comprometido a ponerle solución, pero parece que la única constante en esta historia es que nadie mueve un dedo salvo los usuarios, es decir, todos nosotros. Y aquí seguimos, esperando, pero con el mismo resultado de siempre: la burocracia gana, y la N-122 sigue siendo una trampa mortal.

Otro de nuestros Escoriales provinciales es Monte la Reina. Un cuartel militar que, si todo va bien, podría ver la luz antes de 2026. ¿Es progreso? Sí, para Toro y sus alrededores. Pero no nos engañemos, los militares no volverán a llenar nuestras calles como en los días del Cuartel Viriato. Aquella era otra época, con más de 1.500 soldados que daban vida a la ciudad. Hoy, la realidad será distinta, y aunque es mejor tener algo que nada, la nostalgia de lo que fue sigue pesando más que los beneficios de lo que vendrá.

¿Y qué decir del Polígono Industrial Puerta del Noroeste en Benavente? Aquí tenemos otra promesa, otro sueño que parece una utopía. Los dimes y diretes entre administraciones y empresas siguen retrasando su ejecución. Los benaventanos piden a gritos que esta infraestructura clave vea la luz de una vez, pero a este ritmo, es probable que sean nuestros hijos quienes finalmente la disfruten. O tal vez, si nos despistamos, ni eso.

Y si nos vamos a las conexiones con nuestros vecinos portugueses, la historia se repite. De Braganza a Puebla, los portugueses parecen llevarnos ventaja, como siempre. Ellos ya tienen sus peticiones en la mesa, mientras nosotros seguimos atascados en despachos, esperando que algún día, por fin, se acuerden de que existimos. No importa que Zamora sea el granero y uno de los ejes de producción ovina de España. Aquí lo que manda es la política de "mucho prometer, pero poco hacer". Eso sí, con mucho orgullo de pueblo, porque aunque nos abandonen, seguimos luchando.

Y ahora llega la economía Silver, la que promete ser el salvavidas de la provincia. No nos engañemos, es una gran oportunidad, pero si solo nos enfocamos en nuestros mayores, ¿qué será de nuestros jóvenes? No se trata de ser pesimistas, sino de ser realistas. Si nuestros hijos no ven futuro en el campo, si no hay infraestructuras ni oportunidades, ¿dónde quedaremos? Tenemos recursos, tenemos turismo, tenemos parques naturales que proteger… pero si seguimos quemándonos con promesas incumplidas, poco queda por defender.

Así que sí, nuestros "Escoriales" provinciales están más vivos que nunca. Desde la N-122 hasta Monte la Reina, desde las telecomunicaciones hasta la Puerta del Noroeste, la burocracia y la desidia nos gobiernan. Y mientras tanto, los zamoranos seguimos al pie del cañón, pidiendo servicios básicos, educación de calidad para nuestros hijos, y un progreso que no sea simplemente un sueño en papeles. Porque si no produce el campo, no comeremos, y como bien sabemos todos: si no comes, te mueres.

Lo dicho en los "escoriales capitalinos", no valen paños calientes ahora que viene el invierno, se acaban los tiempos y las paciencias en la provincia no puede ser la más olvidada ni la última en las estadisticas.

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