UPL denuncia el lamentable estado de abandono en que se encuentran las laderas de La Vaguada. Los caminos de tierra están invadidos en buena parte por la vegetación, encontrándose en algunas zonas intransitables debido a los efectos de las escorrentías de agua sobre el firme, consecuencia de no haberse reconducido convenientemente por otros cauces laterales. En el vallado lateral faltan algunos travesaños y en determinados tramos carece totalmente de protección, afectando a la seguridad de los viandantes. Siendo lo que debería considerarse zona verde una mezcla de maleza con hierbas secas, entre algunos árboles que han logrado sobrevivir aun sin recibir las atenciones requeridas.
Toda la zona está salpicada de basuras de diferente naturaleza, con acumulaciones importantes en algunos puntos, hasta de cierto volumen como son varios sofás asentados en la parte más elevada del cueto. Materiales en su mayoría sujetos a reciclaje y en algún caso precisando tratamiento de descontaminación debido a sus componentes, que mientras no sean retirados están degradando el entorno urbano.
El espacio, entre la Vaguada y la avenida de Galicia ofrece muchas posibilidades como zona recreativa urbana, pero dadas las circunstancias actualmente solo queda disponible para zona de tránsito de peatones. Lo cual no supone impedimento para que se encuentre en condiciones óptimas de salubridad y de seguridad, cosa que no ocurre denuncia UPL.
Un sendero impracticable y no exento de peligro, que parte del edificio entre el antiguo matadero y el colegio Juan XIII es utilizado dada su condición de atajo por los vecinos, ya que conecta San Lázaro con el camino de las laderas, nexo entre la calle Villalpando, desde el colegio con la cuesta del Bolón a la altura de la antigua entrada del túnel del ferrocarril. Su estado es poco bueno, si bien las condiciones orográficas del terreno dificultan cualquier actuación, no es óbice para que impidan los acondicionamientos precisos necesarios.
Instando desde UPL a que se proceda en primera instancia a realizar una retirada de los residuos esparcidos por la zona, efectuando la limpieza precisa, reponiendo los elementos del vallado que faltan con adecuación de la zona y posterior mantenimiento. Debiéndose realizar con posterioridad un plan más ambicioso, que convierta las laderas en un espacio urbano de recreo, con zonas ajardinadas y mobiliario urbano, actualmente no existe ni una papelera, sirviendo un solo caldero colgado de un poste de la valla, para depositar las bolsas de los canes.
Resulta cuando menos curioso, finaliza la formación, que desde el ayuntamiento, acompañado de toda la propaganda mediática que utiliza para cualquier intervención aunque sea mínima, se dé cuenta de una pequeña barandilla metálica instalada en una de las subidas de las cercanías, cuando a escasos metros es incapaz de reponer la existente de madera, aun con un coste menor.
