Recordemos la historia ya que en 2019, la administración de Donald Trump desencadenó una guerra comercial con la Unión Europea, imponiendo aranceles adicionales del 25% a numerosos productos europeos (especialmente agroalimentarios) en represalia por el caso Airbus (exteriores.gob.es). España, uno de los países más afectados, vio gravadas exportaciones clave como el aceite de oliva envasado, vinos, quesos, aceitunas, cítricos, carne de porcino o conservas de moluscos. Estos gravámenes amenazaron sectores tradicionales españoles y más de 30.000 pymes dedicadas a la exportación provocando preocupación económica y llamamientos a promover el consumo local.
A continuación, investigamos los productos alimentarios estadounidenses más consumidos en España, sus marcas y cifras de consumo; proponemos alternativas locales (de Zamora y de España) para sustituirlos en respuesta a esos aranceles; y se analiza el impacto económico de las medidas de Trump en España, incluyendo datos de comercio exterior y el caso particular de Zamora en su relación exportadora con EE.UU.
Productos alimentarios de EE.UU. más consumidos en España
La influencia de las marcas estadounidenses en la dieta española es notable. Muchas empresas de alimentación de EE.UU. lideran ventas en sus categorías, y ciertos productos “made in USA” se han vuelto habituales en los hogares españoles. A continuación, se detallan los principales productos o categorías de origen estadounidense consumidos en España, junto con sus marcas líderes y magnitud de consumo:
Refrescos y bebidas azucaradas
El mercado de refrescos en España está dominado por compañías estadounidenses. Coca-Cola (EE.UU.) es la marca de gran consumo más elegida por los españoles, encabezando el ranking Brand Footprint 2024.Coca-Cola es líder en casi todas las regiones de España y registró 124,5 millones de contactos con el consumidor en el último año. De hecho, los españoles consumen unos 2.920 millones de litros de bebidas de Coca-Cola al año, gastando alrededor de 7.980 millones de euros en sus productos
Esto la convierte en la primera compañía de alimentación y bebidas del país por volumen de negocio. Su rival Pepsi (y otras marcas de PepsiCo) también está presente, aunque con menor cuota. No obstante, Coca-Cola mantiene un amplio liderazgo: es la marca número 1 de bebidas en España y aporta el 0,5% del PIB nacional, generando cerca de 100.000 empleos
Dentro de los refrescos de cola, Coca-Cola (regular y Zero) y Pepsi son las más consumidas. En 2023 el consumo per cápita de refrescos de cola en España fue de unos 16,2 litros por persona
Entre los refrescos de sabores, también destacan marcas estadounidenses: por ejemplo, Fanta (propiedad de Coca-Cola) y Seven Up (PepsiCo) son populares. Incluso refrescos menos convencionales de EE.UU. tienen su nicho: las tiendas especializadas reportan que Dr. Pepper (refresco de cereza) es de las bebidas importadas más solicitadas por los clientes españoles curiosos.Otra bebida estadounidense de alto consumo es la de los cafés preparados de cadenas como Starbucks. España cuenta con cientos de locales Starbucks, y la marca ha popularizado el consumo de café para llevar y bebidas tipo frappuccino entre el público joven. Aunque no es un “producto de supermercado”, su penetración refleja la aceptación de hábitos de consumo americanos en España.

Aperitivos y snacks
En la categoría de aperitivos salados y snacks, las marcas de EE.UU. también tienen gran presencia. La multinacional PepsiCo (EE.UU.) controla marcas muy populares como Lay’s (patatas fritas), Doritos, Cheetos, Pringles (adquirida de Kellogg’s) o frutos secos KP/Matutano. En conjunto, PepsiCo es el segundo proveedor de snacks más importante en España, con alrededor del 25% de cuota de mercado. Solo esta empresa factura en España cerca de 1.000 millones de euros en snacks, lo que da idea de la magnitud del consumo de sus productos. Las patatas fritas Lay’s (antes conocidas bajo la marca local Matutano) lideran las ventas de aperitivos en supermercados, seguidas por otras marcas de origen norteamericano como Ruffles (también de PepsiCo) o Doritos.
La fuerte posición de estos snacks quedó de manifiesto en 2023, cuando la cadena Carrefour dejó de vender productos PepsiCo temporalmente por disputa de precios: se señaló que los consumidores españoles notaron la ausencia de sus patatas y snacks favoritos, evidenciando la popularidad de dichas marcas. Otras empresas estadounidenses influyentes en este segmento son Mondelez (propietaria de Trident y Halls, y de la marca de patatas Chipitas en algunos mercados) y Mars (M&M’s, Skittles), aunque en confitería compiten con marcas europeas.
Salsas, condimentos y comidas preparadas
Varios condimentos y salsas de origen estadounidense están muy arraigados en los hogares españoles. El caso más evidente es el kétchup: la marca Heinz (EE.UU.) domina claramente el mercado español del kétchup con en torno al 43,5% de cuota, consolidándose como líder indiscutible. Desde hace décadas “Heinz Ketchup” es sinónimo de salsa de tomate en muchos refrigeradores españoles. Esta multinacional también comercializa otras salsas populares como la barbacoa, mostaza (French’s) o la salsa Worcestershire (Lea&Perrins) en España. A través de su filial Heinz Ibérica (que produce también tomate frito Orlando), el grupo Heinz se ha posicionado como referente en salsas en el mercado local.
Asimismo, salsas para cocinar de estilo americano como la barbacoa, bourbon o picantes estilo tex-mex han ganado presencia en lineales de supermercados. Marcas de EE.UU. como Tabasco (salsa picante) o Hellmann’s (mayonesa, propiedad de Unilever pero de origen estadounidense) son muy reconocidas. En el segmento de comida tex-mex, muchos kits de fajitas, salsas mexicanas o nachos vendidos en España provienen de fabricantes de EE.UU. (o de filiales europeas de estos). Por ejemplo, Old El Paso (General Mills, EE.UU.) ofrece tortillas de trigo, condimentos y salsas mexicanas que se consumen con frecuencia en hogares españoles para noches de “tacos” o “burritos”. De hecho, productos mexicanos comercializados por empresas americanas figuran entre los más vendidos en tiendas especializadas como Taste of America
Finalmente, en platos preparados y comida rápida para llevar, destacan productos congelados como pizzas de Domino’s (marca de EE.UU., aunque producidas localmente para supermercados) o helados de Ben & Jerry’s (Unilever USA). No obstante, en congelados y platos listos el consumidor español aún prefiere marcas europeas o nacionales, por lo que la influencia USA es menor comparada con refrescos o salsas.
Cereales y dulces
El desayuno y picoteo dulce en España también tiene presencia de marcas estadounidenses. La empresa Kellogg’s (EE.UU.) lidera la categoría de cereales de desayuno en el mercado español, con aproximadamente un 24,4% de cuota en valor. Cereales clásicos como Kellogg’s Corn Flakes, Choco Krispies o Special K llevan décadas en las despensas españolas. Kellogg’s incluso fabrica localmente: el 72% de sus cereales vendidos en España se producen en suelo español, lo que evidencia su integración en el mercado. Otras marcas americanas de cereales consumidas son Quaker (avena, propiedad de PepsiCo) o General Mills (a través de la marca Nestlé Cereales, una alianza con Nestlé).
En el terreno de las galletas y snacks dulces, una galleta estadounidense sobresale: la Oreo. Este icónico sándwich de chocolate y crema (creado por Nabisco, EE.UU.) se ha popularizado enormemente en España; se estima que 1 de cada 5 hogares españoles tiene Oreos en casa, reflejando su amplia penetración. Oreo se ha convertido en parte del consumo habitual, al punto que Mondelez produce versiones adaptadas al gusto local y realiza fuertes campañas en España. También barritas de chocolate de empresas estadounidenses como Mars (Mars, Snickers, Twix) o Mondelēz (Milka Oreo, Toblerone –suiza en origen pero bajo conglomerado USA–) ocupan espacio en los lineales, compitiendo con marcas nacionales.
Otro dulce importado que ha cobrado fama son los pastelitos y repostería industrial americana. Por influencia del cine y la televisión, delicias como los Twinkies (pastelitos rellenos) llamaron la atención del consumidor español. Tras la película “Zombieland” (2019), algunas tiendas reportaron un boom en la demanda de Twinkies
Si bien son productos de nicho, cadenas especializadas han surgido (Taste of America, Pop’s America) para vender chocolatinas Reese’s, mantequilla de cacahuete, cereales Froot Loops, sirope Aunt Jemima, etc., satisfaciendo la curiosidad por sabores “YANKEE”. En general, muchos de estos productos no alcanzan el consumo masivo, pero ilustran el creciente interés por la gastronomía estadounidense.
Cadenas de comida rápida (fast food)
Aunque no son productos de supermercado, las cadenas de comida rápida de origen americano merecen mención por su enorme consumo en España. McDonald’s y Burger King forman parte del día a día de millones de españoles. McDonald’s (EE.UU.) lidera el sector de fast food en España con un 40% de cuota de mercado, seguida por Burger King (22,5%). En 2015 había 474 restaurantes McDonald’s operando en el país, y sus ventas crecen cada año. Un estudio proyectó que el gasto en comida rápida en España crecería un 50% en cinco años, superando los 2.940 millones de euros en 2019. Este crecimiento se ha visto reflejado en la expansión de otras franquicias estadounidenses: KFC (Kentucky Fried Chicken) ya opera más de 200 locales, Starbucks supera los 150 cafés, Domino’s Pizza y Papa John’s compiten con Telepizza, y marcas como Taco Bell (comida tex-mex) o Five Guys (hamburgueserías) han entrado con fuerza. La popularidad de estas cadenas indica que los hábitos de consumo estadounidenses (hamburguesas, perritos, pizzas, refrescos refill) se han incorporado a la oferta gastronómica cotidiana en España. Las marcas de fast food de EE.UU. invierten mucho en publicidad y adaptan sus menús al paladar español (por ejemplo, ofertas de McPollo, patatas bravas en McDonald’s, etc.), consolidando así su consumo masivo.
En resumen, productos y marcas alimentarias de origen estadounidense ocupan posiciones destacadas en el mercado español: desde la bebida más vendida (Coca-Cola), pasando por snacks omnipresentes (Lay’s, Doritos), salsas líderes (Heinz), hasta cadenas de restauración muy concurridas (McDonald’s con 40% del sector). Esto refleja la interconexión de ambos mercados y cómo la cultura de consumo de EE.UU. ha calado hondo en España.
Tabla 1. Principales productos alimentarios de EE.UU. en España y su consumo estimado
Categoría / Producto | Marca(s) destacadas (EE.UU.) | Magnitud de consumo en España |
---|---|---|
Refrescos (colas y sodas) | Coca-Cola, Pepsi, Fanta, 7up | Coca-Cola: ~2.920 millones de litros/año vendidos (7.980 M€) ; Coca-Cola es #1 en marcas de consumo . Pepsi compite en segundo lugar. |
Aperitivos salados (snacks) | Lay’s, Doritos, Cheetos (PepsiCo) | PepsiCo ≈25% del mercado de snacks en España (~1.000 M€ ventas). Patatas Lay’s y Doritos líderes en su categoría. |
Salsas y condimentos | Heinz (kétchup, BBQ), Hellmann’s | Heinz domina ~43,5% del mercado de kétchup . Salsas BBQ, mostazas y picantes de origen USA muy extendidas. |
Cereales de desayuno | Kellogg’s (Corn Flakes, etc.), Quaker | Kellogg’s ~24,4% de cuota en cereales
Millones de cajas/año (72% producidas localmente). |
Galletas y dulces | Oreo (Mondelez), Mars (M&M’s, Snickers) | Oreo en 1 de cada 5 hogares españoles. Chocolatinas de Mars/Mondelēz ampliamente disponibles en supermercados. |
Comida rápida (fast food) | McDonald’s, Burger King, KFC | . McDonald’s 40% del mercado español ; Burger King ~22%. Miles de locales de cadenas USA en el país. |
Bebidas alcohólicas | Jack Daniel’s (whisky), Budweiser (cerveza) | Jack Daniel’s es el 3º whisky más vendido en España . Cervezas de origen USA (Bud, Miller) consumidas marginalmente (predominio de cervezas locales/europeas). Vinos de EE.UU. con presencia limitada en nichos especializados. |
Fuentes: Datos de consumo y cuota recopilados de Kantar Worldpanel, informes sectoriales y prensa económica
Alternativas locales zamoranas y españolas a productos de EE.UU.
Ante la aplicación de aranceles a los productos europeos por parte de EE.UU., surgió en España un movimiento de consumo responsable y de apoyo al producto local. La idea es reducir la dependencia de importaciones estadounidenses (o de marcas de EE.UU.) y fortalecer el mercado interno. A continuación se analizan alternativas locales, tanto de la provincia de Zamora como del resto de España, que pueden sustituir a esos productos estadounidenses en la cesta de la compra cotidiana:

Refrescos y bebidas locales
Para sustituir a los refrescos americanos (colas y gaseosas azucaradas), España ofrece soft drinks locales y tradiciones propias. Si uno quiere evitar Coca-Cola o Pepsi, puede optar por marcas españolas de refrescos o bebidas tradicionales: por ejemplo, la clásica gaseosa La Casera (fundada en Madrid en 1949) que sigue en el mercado con su refresco de limón y soda; o refrescos de marcas blancas producidos en España (muchos supermercados tienen sus colas y naranjadas de producción nacional). Otra alternativa muy española es cambiar las sodas por bebidas caseras como el “tinto de verano” (vino con gaseosa) o la horchata de chufa en verano, evitando así consumir colas importadas.
En cuanto a bebidas estimulantes, en lugar de depender de cadenas americanas de café (p. ej. Starbucks), se puede apoyar la potente cultura cafetera local: cafeterías independientes y tostadores españoles ofrecen café de calidad, adaptado al gusto local (cortados, cafés con leche) a precios competitivos. Zamora y Castilla y León cuentan con tostaderos tradicionales donde se puede comprar café molido nacional. Beber café en el bar del barrio en vez de un Frappuccino de Starbucks no solo apoya la economía local sino que mantiene viva la tradición española de socializar en el café.
Aperitivos y snacks españoles
Para reemplazar snacks tipo Lay’s, Doritos o Cheetos, abundan las alternativas españolas. España tiene una larga tradición de patatas fritas artesanas y aperitivos locales. En Zamora y provincias cercanas existen pequeños productores de patatas fritas estilo “churrería” (fritas en aceite de oliva o girasol con recetas caseras) que ofrecen un sabor auténtico. Marcas nacionales como Patatas Hijolusa (Leon), Patatas Fritas Torres (Cataluña) o Aperitivos Fritos (Andalucía) comercializan chips de calidad que compiten con las multinacionales. Asimismo, empresas españolas como Facundo (Palencia) o Risi (Madrid) producen snacks icónicos – gusanitos, torcidos, pelotazos – muy arraigados en la cultura popular. Estas marcas locales, aunque más pequeñas, ofrecen empleo nacional y sabores adaptados al gusto español (menos aditivos, aceite de oliva, etc.).
En frutos secos, España es gran productor: se pueden elegir almendras marcona españolas, pistachos de Castilla-La Mancha o cacahuetes nacionales (por ejemplo, cacahuetes de Valencia) en vez de frutos secos de importación o de marcas americanas. Muchas “pipas” (semillas de girasol) en el mercado son de origen nacional – un aperitivo saludable y nuestro por excelencia no olvidar las Pipas Facundo con origen palentino y donde se lee en la frase lapidaria "y dijo el Toro al morir, siento dejar este mundo sin probar Pipas Facundo". Por tanto, el aperitivo viendo el fútbol no tiene por qué ser con Doritos yankis, puede ser con palomitas de maíz hechas en casa (maíz español) o con aceitunas aliñadas locales, apoyando al olivar patrio.
Salsas y condimentos locales
Aunque Heinz domina el kétchup, España cuenta con productores locales de salsas que ofrecen alternativas. La marca Prima (empresa española fundada en 1977) elabora kétchup, mostaza y mayonesa 100% origen España, y sus productos se encuentran en la mayoría de supermercados. Otras salsas típicamente españolas pueden reemplazar a las importadas: por ejemplo, en vez de salsa barbacoa industrial, usar un buen sofrito de tomate casero o una salsa brava artesana para las patatas; en lugar de aderezos ranch o César de EE.UU., aliñar las ensaladas con aceite de oliva virgen extra de Fermoselle por ejemplo y vinagre de Jerez (aderezo mediterráneo por excelencia). Para picantes, podemos recurrir al ají canario o al mojo picón isleño en vez de Tabasco, obteniendo sabores intensos con producto nacional.
En Zamora, concretamente, existe una tradición de conservas y encurtidos: los pepinillos y cebolletas en vinagre de producciones locales que se envasan en Fuentesaúco, pueden sustituir a los pickles de importación en hamburguesas y ensaladas. Asimismo, el pimentón de la Vera (Extremadura) o de La Vera y especias españolas (orégano de Murcia, azafrán de La Mancha) pueden dar sabor a platos en reemplazo de mezclas comerciales tipo barbecue rub americanos.
Cereales, panes y dulces locales
Para el desayuno y la merienda, las alternativas españolas son variadas. En vez de cereales azucarados de caja (Kellogg’s, etc.), los nutricionistas españoles recomiendan volver a opciones tradicionales: un tazón de copos de avena nacional con fruta, o mejor aún, el clásico desayuno mediterráneo de pan con aceite de oliva (y tomate triturado) usando aceite y trigo españoles. De hecho, Zamora es tierra de cereales; la provincia produce trigo y maíz de alta calidad, con harinas como la Harina Tradicional Zamorana (IGP) apreciadas para hacer pan casero. Hacer tostadas o porridge con estos productos locales reduce la dependencia de cereales importados.
En cuanto a galletas y bollería, España tiene sus propios referentes: las galletas María de toda la vida (Fontaneda, Cuétara – empresas con raíz española) también las que se hacen en Toro, las de Siro, que vienen de la antigua Reglero zamorana, son un sustituto sencillo de las Oreo para acompañar el café. También galletas tradicionales como Chiquilín o Napolitanas (canela) ofrecen sabores nostálgicos sin recurrir a marcas foráneas. Para los amantes de la crema de cacao estilo Nutella (aunque Nutella es italiana), existe la versión española Nocilla, y para quienes gusten de la mantequilla de cacahuete americana, se puede probar la crema de almendras o de avellanas españolas, elaboradas con frutos secos de aquí.
En repostería industrial, España cuenta con Bimbo-Martínez (de origen mexicano/español) que fabrica bollos como Phoskitos, Tigretón, Pantera Rosa, etc., muy populares y producidos localmente, los cuales pueden reemplazar a Twinkies y cupcakes americanos. Mejor aún, España tiene riquísima bollería artesanal: antes que comprar una dona glaseada de Dunkin’, se puede disfrutar de una rosquilla o un donut de panadería local (la marca española Donuts® de Panrico, hoy fabricada en España, es en sí una alternativa nacional). Y en lugar de cookies made in USA, siempre estarán las pastas caseras de pueblo o los polvorones y mantecados tradicionales.
Comida rápida y platos preparados nacionales
Frente a la tentación del McDonald’s o Burger King, España ofrece multitud de opciones de comida rápida local y gastronomía tradicional. Por ejemplo, en vez de un Big Mac, uno puede optar por un buen bocadillo de jamón ibérico o un pincho de tortilla – alternativas rápidas, económicas y muy españolas. En las ciudades han proliferado cadenas nacionales de fast food que compiten con las americanas: Rodilla (sándwiches fríos), 100 Montaditos (tapas y bocadillos) o The Good Burger (TGB), de capital español, que sirve hamburguesas con un toque local. Consumir en estas cadenas españolas mantiene el dinero en la economía nacional. Incluso dentro del segmento hamburguesas, existen negocios locales gourmet (ej. la cadena madrileña Goiko Grill, fundada por venezolanos nacionalizados españoles) que emplean producto español (ternera de Ávila, quesos manchegos y zamoranos en las burgers, etc.).
Otra alternativa es volver a la comida casera. Muchos españoles redescubrieron durante la pandemia el cocinar platos tradicionales: hacer unas croquetas en casa en vez de comprar nuggets congelados de Tyson, o preparar pizza casera con ingredientes locales (harina zamorana, aceite andaluz, queso manchego) en lugar de pedir a Domino’s. Además de ser un gesto de consumo responsable, suele ser más saludable.
Para la pizza, en lugar de cadenas de EE.UU., se puede acudir a Telepizza, que si bien ahora tiene alianza con Pizza Hut, fue fundada en Madrid y utiliza en gran medida proveedores españoles. O a la Pizzería de Carlos, recientemente abierta en Zamora. Igualmente, Pans & Company (bocadillerías originarias de Barcelona) o Lizarrán (pinchos vascos) son ejemplos de franquicias de comida rápida autóctonas que pueden satisfacer la conveniencia del fast food apoyando al mismo tiempo a la restauración española.
Bebidas alcohólicas y lácteos locales
Muchas bebidas alcohólicas originarias de EE.UU. (bourbon, whiskey Tennessee, etc.) pueden sustituirse fácilmente por equivalentes españoles o europeos. Por ejemplo, en vez de un whisky Bourbon (Jack Daniel’s, Jim Beam) uno puede elegir un destilado nacional: España produce whisky desde hace décadas, con marcas como DYC (Destilerías y Crianza del Whisky, Segovia) y Cardenal Mendoza (whisky andaluz), que ofrecen producto local para combinados. Más tradicional aún, se puede cambiar el whisky por licores españoles como el Brandy de Jerez (brandy español con denominación de origen, ideal para tomar solo o en copa balón) o por orujos y aguardientes gallegos tras la comida. Estos licores tienen gran calidad y apoyan la industria vitivinícola nacional.
Si el plan es tomarse una cerveza, España tiene una potente industria cervecera propia: marcas como Mahou, Estrella Galicia, Cruzcampo, San Miguel y decenas de cerveceras artesanales locales cubren toda la demanda. Así, en lugar de comprar Budweiser o Miller de importación (cuya cuota en España es mínima), el consumidor tiene multitud de cervezas “made in Spain” para elegir, desde una Pilsen madrileña hasta una IPA artesana zamorana. De hecho, el auge de microcervecerías en provincias como Zamora está dando lugar a cervezas locales muy apreciadas en ferias.
En el caso de los vinos, aunque los californianos tienen fama, España es potencia mundial en vino y no necesita importar prácticamente ninguno de EE.UU. Consumir vino español es fácil dado que hay miles de referencias: un buen Tempranillo de la DO Toro (producido en Zamora) o cualquiera de los vinos de las DO Arribes, o Tierra del Vino o también un Ribera del Duero sustituye cualquier Cabernet de Napa con creces. Estados Unidos sí exporta a veces vinos a España (sobre todo de California, en tiendas especializadas), pero en respuesta a los aranceles muchos enólogos sugirieron priorizar nuestros caldos nacionales. Zamora, en particular, produce excelentes tintos de Toro y arribes del Duero, por lo que el consumidor zamorano puede apoyar a sus bodegas locales brindando con ellas en vez de con un vino de fuera.
En productos lácteos y quesos, si bien EE.UU. no es un gran exportador a España (España importa más de Europa), se puede fomentar el consumo del amplio catálogo de quesos españoles en lugar de quesos tipo cheddar o crema de cacahuete con queso. Por ejemplo, usar Queso Zamorano D.O. (famoso queso curado de oveja de Zamora) en hamburguesas, gratinados o tablas, en lugar de quesos procesados extranjeros. Otros quesos nacionales como el Manchego, Idiazábal o Mahón ofrecen variedad de sabores sin recurrir a importaciones. Del mismo modo, en vez de mantequillas americanas, España tiene mantequillas de calidad (Soria, Asturias) y aceites vegetales propios para repostería.
En conclusión, por cada producto alimentario made in USA es posible encontrar una alternativa española equivalente o un cambio de hábito hacia algo local. Esta sustitución no solo responde al impulso de “consumo propio” frente a los aranceles de Trump, sino que fortalece las economías locales (como la de Zamora) y preserva las tradiciones gastronómicas españolas. A modo de resumen, la siguiente tabla relaciona algunos productos estadounidenses muy consumidos con su posible sustituto local:
Tabla 2. Ejemplos de productos de EE.UU. y sus alternativas locales (Zamora/España)
Producto de EE.UU. | Alternativa local (Zamorana/Española) | Comentario |
---|---|---|
Refresco Cola (Coca-Cola, Pepsi) | Gaseosa La Casera; Refrescos marca blanca producidos en España; “Tinto de verano” casero. | Bebidas refrescantes locales sin depender de colas americanas. |
Patatas fritas Lay’s / Doritos | Patatas fritas artesanas (ej. productores de Zamora); Snacks Facundo o Risi (Esp). | Aperitivos nacionales con ingredientes locales. |
Kétchup Heinz | Kétchup Prima (marca española); salsa de tomate casera con tomate local. | Prima usa 100% tomate español; opción sin aranceles. |
Cereales Kellogg’s (Corn Flakes, etc.) | Tostadas de pan zamorano con AOVE; Copos de avena nacional con fruta. | Desayuno mediterráneo saludable en lugar de cereales importados. |
Galletas Oreo | Galletas María (Fontaneda, Cuétara) o Chiquilín (Artiach); magdalenas locales. | Dulces tradicionales españoles, producidos localmente. |
Twinkies / Donuts industriales USA | Bollería Bimbo España (Pantera Rosa, Phoskitos); rosquillas de panadería artesanal. | Opciones nacionales para caprichos dulces. |
McDonald’s / Burger King (hamburguesas) | Cadenas españolas (100 Montaditos, Goiko, TGB) o bar de barrio (bocata, tapa). | Comida rápida nacional que mantiene el gasto en España. |
Pizza Domino’s / Papa John’s | Telepizza (cadena española); pizzería local; pizza casera con productos de Zamora. | Sabor local en pizzas, apoyando hostelería española. |
Whiskey Bourbon (Jack Daniel’s) | Whisky DYC (Segovia); Brandy de Jerez; Orujo de Galicia. | Destilados nacionales sustituyen licores de importación. |
Cerveza Budweiser | Cerveza nacional (Mahou, Estrella Galicia) o artesana zamorana. | Cervezas españolas de calidad, amplia oferta regional. |
Vino de California | Vino DO Toro (Zamora); Rioja, Ribera del Duero, etc. | España ofrece vinos mundialmente reconocidos, locales y sin arancel. |
Queso americano (cheddar, procesado) | Queso Zamorano D.O.; Manchego; quesos autóctonos de cabra/oveja. | Quesos españoles tradicionales en vez de opciones importadas. |
Nota: Las alternativas locales sugeridas priorizan productos de la región de Zamora cuando es pertinente (p. ej. vino Toro, queso Zamorano, harina zamorana), o españolas en general, fomentando el consumo de proximidad.
Impacto económico de los aranceles de Trump en España
Los aranceles adicionales del 25% impuestos por EE.UU. a partir de octubre de 2019 supusieron un duro golpe para sectores exportadores españoles, aunque el efecto macroeconómico global fue limitado. A continuación se examinan sus repercusiones en la economía y el comercio de España, con datos y estadísticas:
Productos afectados y valor de exportaciones: España tenía una importante exposición en los productos objeto de arancel. En la “lista negra” de EE.UU. figuraron alimentos emblemáticos: aceite de oliva envasado, vino tranquilo (no espumoso) <14º, quesos, aceitunas verdes, cítricos (naranjas, limones), productos de cerdo (jamón, embutidos) y conservas de moluscos, entre otros. Las ventas españolas anuales a EE.UU. de solo aceite de oliva y vino sumaban más de 700 millones de € antes de los aranceles (405 M€ en aceite y 299 M€ en vino). Si añadimos queso y porcino, la cifra de exportaciones españolas directamente penalizadas rondó los 750 millones de €
Estados Unidos era (y es) un mercado clave extracomunitario para España: en 2018 fue el quinto destino de exportación con 12.791 millones € exportados (4,4% del total). Dentro de ello, los alimentos y bebidas representaban ~1.813 millones €. Por tanto, aproximadamente el 40% de esas ventas agroalimentarias quedaron sujetas a arancel (750 de 1.813 M€), amenazando a sectores muy dependientes del mercado estadounidense.
Impacto en sectores agroalimentarios: Los efectos se sintieron rápidamente en 2020. El caso más dramático fue el del aceite de oliva español, cuyo acceso a EE.UU. se encareció un 25%. Hasta 2019 España era el líder en el mercado estadounidense de aceite, con exportaciones récord de 146.000 toneladas (superando a Italia). Tras los aranceles, en 2020 las ventas de aceite español a EE.UU. se desplomaron a 84.830 toneladas– una caída de alrededor del 42% en volumen interanual. España perdió el liderazgo en favor de Italia y Túnez ese año. En palabras de analistas, el comercio del aceite de oliva español con EE.UU. “se puede derrumbar totalmente” bajo aranceles elevados. Algo similar ocurrió con las aceitunas de mesa: ya desde 2018 EE.UU. aplicaba aranceles (antidumping) a la aceituna negra española, reduciendo drásticamente su presencia en supermercados norteamericanos.El vino español también sufrió: pese a que muchas bodegas intentaron absorber parte del coste, se encareció el producto y hubo pérdida de cuota frente a vinos de otros países no afectados (Chile, Argentina). España exportaba unos 252 millones € en vino a EE.UU. (siendo su 6º proveedor), y esas ventas se vieron gravadas. Se calcula que las exportaciones de vino cayeron en volumen de doble dígito en 2020, afectando especialmente a vinos de Rioja y Ribera que tenían mercado en EEUU.
En quesos, el arancel golpeó a variedades como el queso Manchego, muy apreciado en EE.UU. pero que quedó un 25% más caro de la noche a la mañana. España exportaba unos 12 millones de € en Manchego a EE.UU. (2018), cantidad modesta pero importante para unas pocas empresas. Con el arancel, algunos importadores americanos dejaron de comprar o buscaron queso italiano (Parmesano, Pecorino) que también estaba gravado pero con mayor presencia de inmigrantes italianos dispuestos a pagarlo. Otros productos afectados fueron los embutidos y jamones (España había empezado a exportar jamón ibérico a EE.UU. tras años de restricciones sanitarias; los aranceles frenaron ese crecimiento), la mantequilla y yogures (sectores lácteos con menor exportación, pero listados igualmente), y ciertas frutas como cerezas y melocotones (donde España no es gran proveedor de EE.UU., pero estaba en la lista).
Repercusiones económicas generales: A nivel macro, dado que las exportaciones a EE.UU. representan una fracción moderada del PIB español (≈2,3% del PIB), el impacto agregado de los aranceles fue contenido. La Cámara de Comercio de España estimó que en el peor escenario – aranceles del 25% generalizados a todas las exportaciones – las pérdidas máximas alcanzarían 4.300 millones € (un 0,27% del PIB)
En la práctica, los aranceles de Trump se centraron en sectores específicos, no en todos los bienes, por lo que el efecto real fue menor que ese tope. Aun así, supuso un golpe notable para las industrias directamente afectadas. Se calculó que las exportaciones agroalimentarias españolas cayeron en conjunto hasta un 6% por efecto de estos aranceles, con pérdidas concentradas en aceite, vino y productos gourmet. Además, alrededor de 27.000 empresas exportadoras españolas que venden a EE.UU. se vieron involucradas, muchas de ellas pymes. Organizaciones agrícolas alertaron de posibles excedentes no vendidos y bajada de precios para agricultores, y pidieron compensaciones a la UE.
Por otro lado, España también sufrió indirectamente por los aranceles al acero y aluminio que Trump había impuesto en 2018 (en el marco de otra disputa comercial). España, décimo proveedor de acero de EE.UU., vio caer sus exportaciones de acero un 12% ese año, afectando a la industria metalúrgica (ArcelorMittal y otras plantas). Pero de nuevo, el mayor impacto en 2019-2020 estuvo en agroalimentación, por ser productos muy sensibles al precio.
Reacciones y contramedidas: El Gobierno español, junto con la UE, reaccionó diplomáticamente. La UE impuso a su vez aranceles retaliatorios a ciertos productos de EE.UU. (whiskey bourbon, motos Harley-Davidson, vaqueros, etc.) por valor de 4.000 millones $ en 2020, aunque siempre con voluntad negociadora. Finalmente, tras el cambio de administración en EE.UU., ambas partes acordaron en marzo de 2021 una tregua. En junio de 2021 se suspendieron por cinco años todos los aranceles asociados al conflicto Airbus-Boeing
Esta suspensión fue recibida con alivio en España: la ministra de Industria confirmó que se eliminaban unos aranceles que habían “lastrado a la industria aeronáutica y agroalimentaria española” El ministro de Agricultura señaló que gravaban injustamente nuestras exportaciones de “aceite de oliva, vino, quesos y cítricos”, por lo que su suspensión era una “magnífica noticia”
Recuperación tras la suspensión: Una vez eliminados los aranceles, los exportadores españoles recuperaron rápidamente terreno en EE.UU. Por ejemplo, las ventas de aceite de oliva envasado a EE.UU. aumentaron un 140% en 2021 respecto a 2020, llegando a más de 33.000 toneladas, gracias a que desde junio 2021 ya no pagaban el 25% adicional. Aunque no se alcanzó el récord pre-arancel, España estuvo a punto de retomar el liderazgo oleícola en EE.UU. en 2021
En 2023, con la normalidad comercial restablecida, EE.UU. volvió a ser el primer mercado extracomunitario para el aceite de oliva español, con compras por 640 millones de € ese año (lo que refleja precios altos pero también recuperación de cuota). También las exportaciones de vino repuntaron; bodegas españolas informaron de alzas en pedidos desde Norteamérica una vez retiradas las tarifas. Se estima que en 2022 las ventas de vino a EE.UU. crecieron cerca de un 15%, y en 2023 alcanzaron 313 millones de €, consolidando a EE.UU. como un mercado en expansión de nuevo.
Sectores como el queso manchego revirtieron la caída: las exportaciones de queso español a EE.UU. subieron en 2022-23 aprovechando la ausencia de arancel y la tendencia foodie en EE.UU. (creció demanda de quesos importados especiales). En general, España exportó 2.975 millones € en alimentos y bebidas a EE.UU. en 2023, un récord histórico, y más de 77 empresas españolas participaron en ferias alimentarias en EE.UU. para promover nuestros productos. Esta recuperación confirmó que el impacto negativo de los aranceles de Trump, aunque severo en 2019-2020, fue temporal y superable una vez que se restauró el libre comercio.
Balance global: Económicamente, los aranceles de Trump frenaron el crecimiento de las exportaciones españolas a EE.UU. (de hecho, entre 2020 y 2023, EE.UU. fue el mercado desarrollado donde menos crecieron porcentualmente nuestras ventas, según ICEX. Sin embargo, no llegaron a descarrilar la economía española dada la diversificación de mercados (la UE seguía absorbiendo la mayor parte de nuestras exportaciones). Eso sí, dejaron lecciones importantes: la vulnerabilidad de ciertos subsectores (como aceite de oliva) a las políticas proteccionistas y la importancia de buscar mercados alternativos. España redobló esfuerzos en mercados asiáticos y árabes para su aceite y vino durante ese periodo, para no depender tanto de EE.UU. Del lado del consumidor, los aranceles visibilizaron para el público general el peso de EE.UU. en algunas cadenas alimentarias (muchos se sorprendieron de que su aceite de oliva estuviera “en peligro” por una disputa de aviones). Esto, combinado con llamamientos patrióticos, impulsó campañas de consumo de producto español – un efecto que, aunque difícil de cuantificar, reforzó tendencias como el kilometro cero y el orgullo por la gastronomía local.
En definitiva, los aranceles de Trump tuvieron un impacto económico tangible en España: cientos de millones en exportaciones perdidas, caídas fuertes en sectores emblemáticos y preocupación entre miles de empresas. La respuesta española combinó diplomacia comercial (logrando suspender los aranceles) con resiliencia empresarial (diversificando mercados) y solidaridad del consumidor (buscando alternativas locales a productos de EE.UU.). España logró capear el temporal y, una vez removidas las trabas, recuperar su posición en el exigente mercado estadounidense.
Exportaciones de Zamora a EE.UU.: volumen y productos
La provincia de Zamora, aunque modesta en población, participa en la relación comercial con EE.UU. exportando productos agroalimentarios de alta calidad. Sus ventas a Estados Unidos, si bien pequeñas en valor absoluto, son relevantes para decenas de empresas locales. Según datos de la Cámara de Comercio de Zamora, el volumen de exportaciones zamoranas a EE.UU. superó los 4,5 millones de euros en el último año contabilizado (enero-noviembre de 2024)
Estas exportaciones involucraron a 139 empresas locales principalmente del sector agroalimentario, reflejando un tejido exportador atomizado de pequeñas y medianas empresas.Productos zamoranos exportados a EE.UU.: Los principales rubros que Zamora vende en Estados Unidos son: vinos, quesos y derivados de cereal, junto a algunos productos forestales. En concreto, destacan los vinos de la Denominación de Origen Toro, que abarcan la mayor parte del valor exportado; los productos lácteos (quesos) de leche de oveja y derivados; y la madera (pino y roble) en bruto o semielaborada
En cifras, entre enero y noviembre del año más reciente se exportaron aproximadamente 1,48 millones € en bebidas alcohólicas (vino, fundamentalmente de Toro), 637.685 € en leche y productos lácteos (quesos zamoranos) y 431.583 € en maderaOtras partidas incluyeron cereales, harinas y sus derivados, dada la vocación cerealista de Tierra de Campos; por ejemplo, Zamora exporta harinas especiales y algunos alimentos procesados de cereal (posiblemente en torno de 300.000 € según estimaciones sumando al total).
Estos datos evidencian que vino y queso conforman el grueso de la exportación zamorana a EEUU, dos productos emblemáticos de la provincia: el vino de Toro (tinto robusto de Tempranillo) y el queso zamorano (curado de oveja churra) gozan de prestigio internacional y han encontrado nichos de mercado en Norteamérica. Asimismo, la exportación de cereales y harinas sugiere presencia de legumbres de calidad (Zamora es conocida por sus garbanzos de Fuentesaúco) o harinas panificables demandadas por panaderías artesanales en EE.UU.
Importancia y riesgo por aranceles: Aunque 4,5 millones € es una porción diminuta del comercio España-EE.UU., para Zamora supone oportunidades valiosas. Por ejemplo, las ventas de vino a EE.UU. ayudan a las bodegas de Toro a internacionalizarse; muchas bodegas pequeñas dependen de clientes estadounidenses amantes del vino español. De igual modo, queserías artesanales de Zamora que producen queso tipo manchego ven en EE.UU. un mercado dispuesto a pagar precios altos por estos productos gourmet. La imposición de aranceles del 25% ponía en peligro estos sectores clave de Zamora, pues encarecía de golpe el vino y queso zamoranos frente a competidores de otros países no arancelados (por ejemplo, vinos chilenos o quesos suizos). No es de extrañar que autoridades locales y regionales alzaran la voz: la Diputación de Zamora y la Junta de Castilla y León expresaron su preocupación por el impacto que unos aranceles así tendrían en “productos de calidad de la región”, advirtiendo que podrían quedar en desventaja competitiva. Organizaciones agrarias como ASAJA, COAG y UPA alertaron que los aranceles de Trump encarecerían artificialmente los alimentos zamoranos en EE.UU. y perjudicarían tanto a productores como a consumidores
En respuesta, instituciones zamoranas tomaron acciones: en marzo de 2025, el grupo Izquierda Unida presentó una moción de urgencia en la Diputación Provincial, manifestando oposición rotunda a los aranceles y solidaridad con las empresas afectadas. La moción instaba al Gobierno de España y a la UE a negociar para evitar la imposición efectiva de esos aranceles, y pedía apoyo a las empresas y agricultores de Zamora que pudieran verse impactados. Además, proponía impulsar la presencia de los productos zamoranos en otros mercados internacionales como plan de contingencia. Este último punto es clave: ante la amenaza de perder mercado en EE.UU., Zamora buscó diversificar destinos, por ejemplo promoviendo sus vinos en Asia o sus lácteos en países árabes.
Afortunadamente, con la suspensión de los aranceles en 2021, muchas de estas peores consecuencias no llegaron a materializarse. Zamora pudo continuar exportando sus vinos de Toro a EE.UU. sin el sobrecoste del 25%, manteniendo su competitividad. De hecho, los vinos de Toro han vivido en años recientes un auge de reconocimientos internacionales, lo que probablemente se traduzca en mayores exportaciones a EE.UU. en el futuro. Igualmente, el queso zamorano y otros productos (miel, legumbres) pueden retomar su expansión en Norteamérica amparados por acuerdos comerciales justos.
En conclusión, la relación comercial entre Zamora y EE.UU., aunque pequeña, es significativa para ciertas empresas locales. Zamora exporta principalmente calidad y tradición (vinos DO, quesos DOP, materias primas seleccionadas) y encontró en los aranceles de Trump un obstáculo inesperado. La reacción coordinada de productores, instituciones y consumidores en defensa del producto local ha sido un factor importante para sortear esta dificultad. Hoy, Zamora sigue mirando a EE.UU. como un mercado de alto potencial para sus joyas gastronómicas, pero con la lección aprendida de no depender en exceso de ningún destino y de tener siempre alternativas y respaldo interno.
Datos de síntesis de exportación Zamora-EE.UU.: Zamora exporta ~4,5 M€ anuales a EE.UU., principalmente en vino DO Toro (≈1,5 M€), quesos y lácteos (0,64 M€) y madera (0,43 M€), con decenas de pymes involucradas. Los aranceles de Trump amenazaban directamente esos rubros, pero su suspensión ha permitido que las exportaciones zamoranas hacia EE.UU. se mantengan y tengan margen de crecimiento en adelante.
Conclusiones y soluciones
La política arancelaria de Trump supuso un desafío para España en el terreno comercial y abrió un debate sobre nuestros patrones de consumo, ahora parece ser que vuelve el LOBO TRUMP, pero estamos preparados o eso debíamos estar. La investigación muestra que numerosos productos alimentarios estadounidenses están firmemente implantados en España – desde refrescos y snacks hasta cadenas de comida rápida – con marcas líderes como Coca-Cola, PepsiCo, Heinz o McDonald’s acaparando cuotas destacadas de mercado
Sin embargo, también se evidenció que existen alternativas locales viables para sustituir dichos productos en un esfuerzo de consumo consciente: los españoles pueden optar por bebidas, alimentos y restaurantes nacionales (incluyendo la rica oferta zamorana) para reducir la dependencia de importaciones y apoyar la economía propia. Ejemplos claros son elegir vinos de Toro o refrescos locales en lugar de productos americanos gravados, o preferir salsas y snacks “marca España” para sortear eventuales encarecimientos por aranceles.
En términos económicos, los aranceles de Trump impactaron principalmente a un subconjunto del comercio exterior español, penalizando alrededor de 750 millones € en exportaciones agroalimentarias anuales. Sectores como el aceite de oliva y el vino sufrieron caídas abruptas en 2020 (el aceite redujo su volumen un 42%), poniendo en aprietos a miles de productores. No obstante, el efecto global en el PIB español fue limitado (estimado <0,3% del PIB en el peor caso), dado que la mayoría de nuestras exportaciones y demanda interna permanecieron intactas. La rápida suspensión de los aranceles en 2021 permitió una fuerte recuperación: las ventas de aceite, vino y queso a EE.UU. repuntaron notablemente, alcanzando nuevos récords en 2023
Esto subraya la competitividad de los productos españoles cuando compiten en igualdad de condiciones.Finalmente, el caso de Zamora ejemplifica a escala regional la interdependencia económica con EE.UU. y la capacidad de respuesta local. Con apenas 4-5 millones € exportados a EE.UU., Zamora vio peligrar nichos valiosos (vino de Toro, queso zamorano) por los aranceles, pero reaccionó uniendo fuerzas (sector público y privado) para defender sus intereses
La lección aprendida es clara: diversificar mercados, agregar valor y fomentar el consumo interno pueden amortiguar los vaivenes de la política internacional. Y, por qué no, cada decisión de compra del consumidor cuenta: optar por un producto español en vez de uno importado puede ser, en contextos de guerra comercial, una pequeña acción de apoyo a la economía nacional.Referencias (citas): Las cifras y afirmaciones presentadas se respaldan en fuentes periodísticas y datos oficiales, incluyendo informes de Kantar Worldpanel sobre marcas de consumo, artículos de prensa económica y especializada (FoodRetail, El País, Cinco Días, etc.) para cuotas de mercado y consumo, comunicados oficiales y noticias (Cadena SER, Euronews, Exteriores.gob) sobre los aranceles y su impacto, así como medios locales de Zamora detallando las exportaciones provinciales
Todos estos datos convergen en la imagen de una España y una Zamora resiliente, capaz de ajustar sus hábitos de consumo y rutas comerciales para hacer frente a adversidades externas, reforzando al mismo tiempo el valor de lo local en un mundo globalizado.