Hoy, 12 de mayo, se celebra el Día Internacional de la Enfermería, y en Zamora —como en todo el mundo— esta jornada cobra un significado especial. Porque hablar de enfermeras es hablar de vocación, humanidad y ciencia al servicio de la vida. Es rendir homenaje a quienes están siempre al pie del cañón: en un quirófano, en una ambulancia, en una residencia, en un centro de salud o junto a la cama de un paciente en planta.
Enfermeras y enfermeros que no solo curan heridas visibles, sino que alivian miedos, sostienen manos, vigilan pulsos, dan el primer consuelo y muchas veces también el último aliento. Son ese engranaje invisible pero imprescindible de cualquier sistema sanitario, el alma silenciosa de los hospitales y consultorios, quienes nunca bajan la guardia ni siquiera cuando el reconocimiento llega tarde o no llega.
La profesionalidad que sostiene la salud de Zamora
En una provincia envejecida como Zamora, el papel de las enfermeras es aún más vital. Desde los pueblos más pequeños a los pasillos del hospital Virgen de la Concha, su presencia es constante, cercana y resolutiva. Enfermeras rurales que recorren kilómetros para administrar tratamientos a domicilio, equipos de enfermería que cubren urgencias en turnos eternos, profesionales que forman parte de equipos quirúrgicos, de emergencias o de salud mental. Todas ellas y ellos forman una red de cuidados que sostiene la salud de toda la población.
La pandemia de COVID-19 evidenció su labor como nunca antes. Fueron trinchera, escudo y consuelo. Y si algo quedó claro en aquellos días grises fue que sin enfermeras no hay sanidad que funcione. Aquel aplauso colectivo desde los balcones debe seguir resonando, pero ahora en forma de condiciones laborales dignas, respeto institucional y recursos adecuados.
Más que una profesión, una entrega
Ser enfermera o enfermero no es solo tener conocimientos técnicos. Es también tener una templanza especial para mirar el sufrimiento sin rendirse, para transmitir confianza en momentos de incertidumbre, para explicar con palabras sencillas lo que a veces cuesta entender en un informe médico. Y todo eso, sin dejar de medir tensiones, poner inyecciones, planificar curas, registrar datos y mantener todo en marcha.
Hoy es su día, y Zamora debe mirarles de frente y decir gracias. Gracias por acompañar partos y despedidas, por sostener la salud crónica, por calmar fiebre y miedo. Por estar en cada rincón del sistema sanitario con la misma entereza con la que se levanta cada mañana una vocación verdadera.
Una profesión que merece más
El Día de la Enfermera también es un recordatorio: la gratitud no basta sin acción. Es necesario seguir luchando por más plantillas, mejores ratios, más medios y más respeto. Porque cuidar de quienes nos cuidan no es un eslogan: es una necesidad ética y social. La sanidad pública —y también la privada— no puede permitirse mirar hacia otro lado mientras una parte de su columna vertebral se agota.
Desde Zamora News, rendimos homenaje a todas las enfermeras y enfermeros de la provincia. A los que trabajan hoy y a los que ya descansan. A las que enseñan a estudiantes y a las que siguen formándose cada día. A quienes hacen de cada gesto, cada cura y cada palabra un acto de humanidad.
Porque no hay salud sin cuidados. Y no hay cuidados sin enfermeras.