Una de las influencers más reconocidas de Zamora (@perradesatan) ha querido reflexionar en sus redes sociales sobre ser zamorana. Con más de 56.500 seguidores, la joven recorría sus vivencias.
Este es el mensaje que dejaba en su perfil de Instagram:
Durante muchos años sentí como una verdadera losa la fortuna de haber nacido en una ciudad pequeña, en una provincia que a nadie le importa, con poco futuro y muy contadas posibilidades, sobre todo si la llamada que tú sentías sonaba a artes y faranduleo.
Salir de Zamora era algo que daba por hecho, nunca llegué a sentir pena por irme de mi ciudad, porque lo veía como un paso natural.
Volver, años después, tras haber vivido en Madrid, en Londres, en Nueva York, simbolizó para mí la materialización del fracaso. Pude salir, debí jugar mal mis cartas, así que me vi obligada a volver.
Por suerte, y ya en edad adulta, empecé a entender que el éxito, el fracaso, "tu sitio", y hasta las ciudades y cómo las vivimos son percepciones realmente subjetivas, y que solo es posible medirlas en función del YO, de cómo te afectan o te hacen sentir a ti. Siempre es un error intentar aspirar a lo que otros que no eres TÚ han marcado como bueno, como un propósito, como deseable, como algo que merece la pena.
Eliminando esos parámetros impuestos por otros, empecé a sentir Zamora como una parte de mí, difícil ya de disimular, en la que dar rienda suelta a placeres que es imposible encontrar en ningún otro lugar. Cafés hay en todas partes, pero no son ESTE. Piedras hay en todas partes, pero no son LAS MÍAS. Personas hay en todo el mundo, pero no son ELLAS.
Desayunar mi café favorito con la tranquilidad de saber que no tienes nada que hacer hasta las 12 mientras echas un vistazo al libro que te acabas de comprar en Semuret. No sé si es éxito o es fracaso, pero estoy segura de que es un privilegio.