El Merendero Los Pelambres se despide hoy tras tres décadas de operación, convirtiéndose en un espacio icónico y lleno de recuerdos para la comunidad. Durante estos años, este establecimiento se ha destacado por su ambiente acogedor, donde cientos de familias y amigos han compartido momentos significativos.
Desde su apertura en 1993, el merendero, ubicado en un entorno que anteriormente se consideraba aislado, ha evolucionado hasta convertirse en un referente gastronómico en la región. El esfuerzo y la dedicación de su fundadora, María, junto con su familia y un equipo comprometido, han sido claves para el éxito del lugar. María expresó su gratitud hacia todos los que han formado parte de esta trayectoria, desde proveedores hasta clientes, resaltando que cada uno ha contribuido a crear una comunidad unida.
A lo largo de los años, Los Pelambres ha adaptado su oferta, comenzando con un menú básico que ha ido creciendo conforme aumentaba la afluencia de comensales. Este espacio no solo ha ofrecido alimentos, sino que ha sido testigo de innumerables celebraciones y eventos familiares, generando un ambiente propicio para la unión y la alegría.
La familia fundadora ha manifestado su agradecimiento a los clientes y amigos que han apoyado su labor, reconociendo el sacrificio personal que ha requerido el negocio. A medida que se apagan las luces del merendero, los fundadores y su equipo se llevan consigo un legado de amor, trabajo y un profundo aprecio por la comunidad que les ha acompañado a lo largo de estos años.
El cierre del Merendero Los Pelambres marca el fin de una era, pero deja una "huella imborrable en la memoria de quienes han pasado por sus puertas". Pero no es un hasta siempre del todo, tras una reforma volverá abrir sus puertas en el buen tiempo con nuevo equipo y un cambio de imagen.