El pasado mes de julio, una joven emprendedora, Isabel Hernández, decidió quedarse con el bar en el que trabajaba como camarera. La ilusión con la que comenzó el negocio se ha hecho añicos tras la comparecencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para anunciar el cierre de la hostelería y la restauración. "Nos es justo", lamenta Isabel Hernández, que acusa a las administraciones de "cebarse con la hostelería cuando no somos el foco de la infección".
El Bar Tropical, con 60 años de historia en el barrio de Pinilla, solo cerraba los jueves por descanso semanal y unos días por vacaciones. En seis meses de pandemia, ha bajado la persiana en marzo, durante el primer confinamiento, y lo hará desde el viernes durante 14 días, aunque su propietaria se prepara para una clausura más prolongada.
La joven autónoma no entiende la larga lista de agravios contra la hostelería con medidas que ahogan a un sector que, junto a turismo y comercio, es el motor económico de la provincia y del resto de España.
Isabel Hernández apunta que "la limpieza en los bares es extrema" y se pregunta "si alguien limpia las sillas en las que no sentamos cuando acudimos al banco o a una consulta médica o el producto que tocamos en los supermercados o la máquina de la ORA". "En la hostelería se higienizan mesas y sillas cada vez que los clientes se levantan y se van", insiste.
Tampoco comprende porque las medidas económicas que se aprueban para intentar paliar la merma de ingresos por el coronavirus no se adecúan a las restricciones. "Yo solo quiero que me den lo que no puedo ganar con mi negocio", reclama y se explica: "si me reducen el aforo a un 50% que también bajen en esa proporción la cuota de autónomos, el IVA...". Pero lejos de reducir, el Gobierno ha impuesto una subida en ambas tasas.
Isabel Hernández reconoce que durante los seis meses de pandemia, la facturación del local disminuyó un 50%. "Ahora, con el nuevo cierre, la cifra será más alta", augura. Una factura a la que hay que añadir los 300 euros que destina el Bar Tropical a la compra del gel hidroalcohólico con el que los clientes se desinfectan las manos al entrar y salir del establecimiento.
Algunas de las medidas económicas aprobadas por el Gobierno para paliar los efectos de la pandemia tampoco están al alcance de todos. Isabel Hernández ha intentado acceder a créditos ICO, pero su solicitud ha sido rechazada puesto que comenzó a regentar el bar en julio, mes en el que ya no estaba vigente el estado de alarma. "Sin embargo", argumenta, "las restricciones por la pandemia siguen afectando a mi negocio".
Habrá que esperar el viernes, día en el que entra en vigor la orden de cierre, para saber cuál será la postura que mantendrá la hostelería zamorana. Por el momento, los hosteleros se muestran indignados, hartos de que se les "demonice" y con el cartel de "Se cierra" como una amenaza que se cierne sobre muchos establecimientos.
Aunque no se les considera un sector esencial, un mensaje que corre por las redes sociales recuerda que "todas las actividades son esenciales desde el momento en que hay familias que viven de ellas". Y de la hostelería, se alimentan muchas.