Un hombre natural de Montamarta, Ramiro Fernández, que ingresaba en el Hospital Virgen de la Concha se confirmaba como primer contagiado por coronavirus en aquel martes de hace ahora una año. El fue el primer contagio oficial por coronavirus en la provincia de Zamora. Un año después sigue vivo tras haber perdido a sus esposa y a varios familiares en esta pandemia.
Durante la tarde de aquel lunes ya en los anales de la historia epidemiológica de Zamora se activaba el protocolo de nuevo por un posible caso de coronavirus en un paciente, residente de Montamarta, según pudo confirmar Zamora News con fuentes internas del centro asistencial fue el primer contagiado zamorano oficial por COVID-19. El hospital, como ya hiciera con la familia de origen italiano afincada en Vezdemarbán que fue la también otra de las primeras alarmas, procedió a realizar las pruebas oportunas a la persona que podría estar afectada por el Covid-19. Una vez recibidos los resultados de los análisis, se confirmó que el varón -que había viajado a Benidorm la semana anterior y que padecía patologías previas a esta dolencia. El varón quedaba ingresado en el HVC y aislado infectado por el Covid-19.
El hombre que pasó su aislamiento en la quinta planta del Hospital Virgen de la Concha, fue como su familia y como sus allegados confinados además fuerona su vez sometidos también al control y a la cuarentena que dictaban en aquel momento las autoridades sanitarias 14 días. También a los profesionales de emergencias que trasladaron en su momento al varón infectado se les practicaron las pruebas y los test para corroborar que no padecían dicha enfermedad.
Zamora iniciaba un camino durísimo que lo sigue siendo, un año que se lleva más de un millar de víctimas contabilizadas de forma oficiosa. Tan solo dos días después de que se diera el primer caso, se dio el segundo y una semana después la primera fallecida, una mujer de Fermoselle que contaba con 87 años. 63 personas fallecidas por COVID-19 aún no se han podido confirmar, ellos murieron en residencias de mayores la población más afectada en una provincia de media de edad muy alta a la que la maldita enfermedad ha sacudido de forma despiadada.
Zamora parecía ser un oasis en el inicio aunque comprobamos día a día...que no era así.
El servicio de urgencias se transformaba, y poco a poco la intimidad de aquellos primeros contagios se generalizaba, los estigmatizados ya no lo eran tanto y la premisa era librar la vida.
La consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León no confirmó el caso hasta la una del mediodía del miércoles, cuando la autoridad regional ofrecía el parte diario al que estamos acostumbrados desde entonces.
Momentos más que duros que empezamos a vivir y a tener cada vez más cerca. Evitar que cundiera el pánico entre la sociedad fue la premisa, pero tras mascarilla si, mascarilla no y tantos y tantos muertos no había más que procurar evitar el contacto social y empezar a convivir con una pandemia que ha llegado para quedarse al menos eso parece. 365 días después millones de personas siguen esperando en el mundo una vacuna que se hace de rogar por la falta de solidaridad plena que tendría que haber tras la inversión de cientos de millones de euros y dólares para erradicar otra pandemia que se lleva más de 2,5 millones de almas y que ha afectado ya a más de 115 millones de personas de los 8.700 que tiene la tierra.
La crisis del coronavirus en España se agravaba y el brote de la enfermedad crecía y crecía. Cerca de 13.000 casos después en Zamora con más de 800 muertos confirmados oficialmente y más de mil extraoficialmente y tras 365 días de preocupación y de fatiga pandémica, la libertad parece estar más cerca, y todo ello gracias a una vacuna que se sigue esperando como la solución a miles de casos y a miles de muertes. Que llegue pronto que vivir es definitivamente el sino de la humanidad.
Más tarde en una entrevista en exclusiva daremos otro punto de vista, el de la vida, tras meses en el Hospital Virgen de la Concha y días de UCI.