Las comparsas "Los Hippytanos" y "OBDC. El Shoy de Pinocchio" acercan el Carnaval de Cádiz a los zamoranos.
Sin María la Yerbabuena en el Paraíso ni los bocadillos de madrugada en el ambigú. Sin la humedad de los empedrados que rodean al templo del ladrillo colorado y sin la luna de febrero descontando los días sobre las aguas de La Caleta. Con el corazón al compás del tres por cuatro, el Teatro Principal se ha convertido en un pequeño Teatro Falla para escuchar la voz más pura del Carnaval, la voz de dos comparsas de Cádiz, cuna de la libertad, como son Los Hippytanos y 'OBDC. El Show de Pinocchio'. Veteranía y frescura, dos formas de cantar y contar el mejor Carnaval del mundo.
La comparsa de Los Hippytanos, del gran Antonio Martín (uno de los autores más destacados del Carnaval) y 'OBDC, el Show de Pinocchio', de Germán Rendón, han inundado el Teatro Principal de los sonidos de Cádiz. Guitarras y punteados carnavaleros, tenores, contraltos y octavillas han mostrado sobre las tablas del teatro zamorano el alma de un pueblo que cada año, cuando llega febrero, canta coplas, cuartetas, pasodobles y cuplés, verdades como puños y el puño el alto, los corazones en alto.
El teatro zamorano se ha vestido de gala para acoger a una de las más prestigiosas comparsas gaditanas como es la de Antonio Martín, uno de los más grandes autores del Carnaval de Cádiz, con quince primeros premios en la modalidad de comparsa (es el único autor que en 1990 logró tres primeros premios en las modalidades de coro, comparsa y chirigota), Antifaz de Oro y pregonero, pero ante todo gaditano enamorado de su Virgen del Rosario, de las calles de la Viña y de los sonidos más puros de febrero.
Jartibles de tierra adentro en las butacas del teatro zamorano (que también los hay), algunos con el resacón de haber permanecido en la noche del viernes pegados a Canal Sur para presenciar la final del Falla, la que deja las calles desiertas y sin respiración a los afortunados que tienen la suerte de pisar sus tablas en esa noche mágica a la espera de que contra la madrugada el secretario del jurado pronuncie la frase de "En la ciudad de Cádiz..." y se emita el fallo del jurado mientras una lluvia de papellillos marca el final del Carnaval en el teatro y el inicio del Carnaval en la calle.
Con exquisito gusto y afinación se presentaba en Zamora la comparsa de Antonio Martín, Los Hippytanos, segundo premio en 2014, bajo la dirección de Ángel Subiela, que ha cantado para los más grandes como el propio Martín, Martínez Ares, Juan Carlos Aragón o Tino Tovar. Y la inconfundible voz de Carli, tan personal, rota y hermosa, acariciando los oídos de los zamoranos en una comparsa en la que también se integra el cantante Miguel Nández.
Y frente a tanta veteranía, frente a la historia viva del Carnaval de Cadiz, la frescura y la innovación de 'OBDC. El Show de Pinocchio', la comparsa de Germán Rendón, los comunicadores-manipuladores, un trozo de madera, que en la presente edición del concurso del COAC alcanzaron los cuartos de final y que año tras año se ha hecho ya un hueco por derecho propio entre los gaditanos, que esperaban haberlos visto en el pase a semifinales, siendo uno de los "cajonazos" del Carnaval 2015.
Así, sin palmas de tango y de bulería, sin María la Yerbabuena en el paraíso, pero con el alma en la garganta y las voces como flechas disparando verdades, cantaron las comparsas de Cádiz que hoy repetirán actuación en el Teatro Principal a las 20 horas. Por eso, por tanta verdad, tanto sentimiento y tanta música, son conocidas internacionalmente. Por ellos, por tanta poesía, tanta dulzura, tanta amargura, tanta crítica y tanta verdad, se hace bueno el dicho de que el gaditano nace donde le da la gana.
Y así, con el corazón encogido y la emoción y nostalgia de quien noche tras noche tuvo el privilegio de contarle al mundo a través de internet desde el foso del Falla cada sesión del Carnaval gaditano, escuchó esta jartible de tierra adentro latir el corazón del Teatro Principal al compás del tres por cuatro.
Lejos, muy lejos, Vía de la Plata hacia abajo, las calles de Cádiz ya viven su fiesta grande, su Carnaval eterno.