Cáritas abandona a los mayores de Fermoselle: el giro financiero de la Diócesis deja en el aire dos residencias y 100 empleos

Fermoselle vive con inquietud el anuncio de Cáritas Diocesana de Zamora: el próximo 1 de septiembre dejará de gestionar las dos residencias de mayores del municipio.
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Lo que durante más de tres décadas fue una seña de identidad del compromiso social de la Iglesia, hoy se convierte en una fría decisión contable que evidencia un nuevo rumbo en la política de la Diócesis de Zamora: la prioridad ya no es el servicio, sino el saneamiento financiero.

La asociación propietaria del edificio, “Residencia de Ancianos Conchita Regojo”, tendrá ahora que decidir si acepta la "externalización" de los centros y en manos de qué empresa queda la gestión de las residencias “Conchita Regojo” y “Don Antonio y Doña Esther”, que atienden a 129 usuarios y emplean a un centenar de trabajadores.

Según ha explicado la organización eclesial, el déficit anual —alrededor de 200.000 euros— es “insostenible”. Así justifican su retirada los responsables de Cáritas, la ONG de la Iglesia que, en este caso, renuncia a su misión fundacional: cuidar a los más vulnerables. El pretexto económico choca de frente con el mensaje cristiano que siempre ha presumido de anteponer las personas al beneficio. Pero parece que el nuevo modelo diocesano, impulsado por el obispo Valera, se mueve por otras coordenadas: cuentas saneadas antes que conciencia social.

Un giro que deja huérfanos a mayores y trabajadores

La decisión llega como un jarro de agua fría para trabajadores, familias y usuarios, que conocieron el plan de Cáritas en una reunión informativa que apenas dio margen para las alternativas. La subrogación de los contratos ha sido planteada como garantía para los trabajadores, aunque nadie puede asegurar que las condiciones de calidad del servicio o del empleo se mantengan con la entrada de una nueva empresa.

Desde la Asociación propietaria en todo caso de los derechos de la residencia nos consta que se intenta buscar una solución rápida y con acuerdo de las partes, también de una posible intervención de una red de residencias que salvaría la gestión de la misma y tomaría las riendas de la gestión definitivamente tras el abandono de Cáritas que no puede perder más dinero en la gestión en este caso deficitaria de estas residencias. Cáritas pasaría a tener 4 residencias en Zamora 

Fermoselle podría perder así no solo un servicio esencial para su población más vulnerable, sino también uno de sus principales motores económicos y laborales. Una comarca envejecida, despoblada y rural, condenada ahora a la incertidumbre por una decisión tomada desde los despachos episcopales.

La paradoja de una Diócesis con superávit que recorta en atención social

Resulta llamativo que esta retirada se produzca justo cuando la Diócesis de Zamora presentó un balance económico con un resultado positivo superior al millón de euros. Con más de 44 millones de euros de patrimonio neto, con inversiones financieras al alza y sin tensiones de tesorería, cuesta entender que mantener una residencia sea “inviable”. ¿Acaso los mayores no merecen una pequeña parte de ese colchón financiero?

La situación apunta a una reestructuración silenciosa dentro de la diócesis, en la que Cáritas empieza a perder peso. Demasiado grande para una provincia pequeña, dicen algunos. Demasiado costosa para los nuevos criterios de eficiencia financiera que, poco a poco, están convirtiendo a la Iglesia zamorana en una gestora más, más interesada en equilibrar balances que en servir al prójimo.

Tres décadas de servicio que no merecían este final

La relación entre la asociación propietaria del edificio y Cáritas se remonta a 1986. Desde entonces, las residencias han sido un referente de trato humano, atención digna y presencia social en Fermoselle. Hoy, ese legado se tambalea. Cáritas se va, y lo hace sin un plan alternativo claro, sin ofrecer otra solución más allá de traspasar el problema a manos privadas. Lo que está en juego no es solo una gestión, sino una manera de entender el compromiso cristiano con los mayores.

¿Será esta la nueva forma de actuar de una diócesis que, en su afán por presentar unas cuentas impecables, olvida que el Evangelio no se mide en balances?

Entre tanto los ancianos a la espera, los trabajadores también y la Asociacioón Conchita Regojo ayudando a que todo salga como ha de salir en beneficio de los usuarios y los trabajadores de una residencia que aún podría ser más numerosa en cuanto a usuarios. 

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