Lejos de encontrar facilidades y una alfombra roja para dar luz verde a su actividad, muchos se topan con un entramado burocrático que frena, retrasa y en ocasiones incluso llega a truncar la puesta en marcha de sus negocios. A los políticos y a las entidades se les da de lujo presumir y contar que hay que facilitar, y para ello oficinas únicas y de apoyo que al final sirven para lo justo.
El primer obstáculo surge al iniciar los trámites administrativos. La necesidad de obtener licencias de apertura, permisos de actividad y otros certificados se convierte en una carrera de fondo en la que la lentitud de los procedimientos puede dilatarse durante meses. Este es uno de los problemas que con mayor frecuencia denuncian quienes intentan abrir un negocio en Zamora, y que contrasta con la necesidad urgente de revitalizar el tejido empresarial de la provincia.
"Cuando llegué con la ilusión de abrir mi local, pensaba que en pocos meses podría estar funcionando. La realidad fue que me encontré con un sinfín de papeleo, requerimientos y esperas que retrasaron todo casi un año", comenta Antonio G., emprendedor que recientemente abrió una pequeña cafetería en la capital. Su caso no es excepcional, sino más bien la norma entre aquellos que deciden establecerse en la provincia.
Las licencias urbanísticas son uno de los puntos críticos. La falta de personal en algunas administraciones locales y los periodos vacacionales ralentizan las resoluciones, provocando que las solicitudes se acumulen y los plazos se dilaten. A esto se suma la dificultad que supone la adaptación a normativas específicas, especialmente en materia de seguridad, medio ambiente o accesibilidad, que en muchos casos requieren informes técnicos adicionales. Administraciones como setas, soluciones nulas a problemas de sentido común. Ayuntamientos, Autonomías, Estado, licencias de toda índole y sentido...maremagnum para poner una idea a funcionar y quizá crear algún puesto de trabajo.
La situación se agrava para aquellos que desean iniciar su actividad en el medio rural, donde la falta de infraestructuras (conexiones a internet por ejemplo) y la escasez de servicios públicos dificultan aún más el proceso. En muchos pueblos de Zamora, conseguir que un técnico municipal supervise y apruebe las obras necesarias puede tardar meses debido a la falta de personal especializado.
Además, los costes derivados de estos procedimientos suponen un gasto extra que no todos los emprendedores pueden asumir. Tasas municipales, honorarios de técnicos y otros desembolsos asociados hacen que muchos negocios nazcan ya lastrados por una inversión que supera ampliamente la prevista inicialmente.
A esto se suma la percepción de que las administraciones locales no siempre son colaborativas. La falta de información clara y el trato distante que reciben algunos emprendedores contribuyen a la sensación de abandono y desamparo. “Me sentí como si estuviera molestando por querer abrir un negocio. Nadie te explica nada claramente y cada vez que ibas con una duda, parecía que te hacían un favor atendiéndote”, lamenta Marta R., autónoma que abrió una tienda de productos ecológicos en un municipio zamorano.
La necesidad de agilizar y simplificar estos procesos es una reivindicación constante de las asociaciones empresariales. Desde la CEOE-CEPYME o la Cámara de Comercio de Zamora subrayan que eliminar trabas burocráticas y establecer ventanillas únicas para la tramitación podría ser clave para atraer inversión y fomentar la actividad empresarial en la provincia, pero ventanillas únicas creíbles y con el sentido común puesto al servicio del ciudadano.
Por otro lado, iniciativas como la digitalización de los procedimientos administrativos y la creación de plataformas únicas de gestión podrían ser soluciones eficaces para reducir los tiempos de espera. Asimismo, la colaboración entre administraciones y la dotación de más recursos a los ayuntamientos podría facilitar la labor de supervisión y tramitación de licencias.
En una provincia como Zamora, castigada por la despoblación y la falta de oportunidades laborales, además de las ya conocidas faltas de cobertura tanto de internet como de TV, facilitar la creación de empresas no debería ser una opción, sino una prioridad. La burocracia excesiva no solo ahoga a los emprendedores, sino que condena al territorio a un estancamiento económico que resulta cada vez más insostenible.
Urge, por tanto, allanar el camino para que aquellos valientes que deciden apostar por Zamora encuentren, al menos, un terreno más propicio para sembrar sus proyectos.