La desesperación es patente en la súplica de esta familia zamorana. Desde el mes de enero llevan encadenando viajes de ida y vuelta con el abuelo, de 88 años, al que se le detectó en un inicio cáncer de pulmón y al que recientemente se le ha confirmado un diagnóstico de metástasis en uno de ellos.
El número del 1-1-2 figura siempre en la lista de llamadas frecuentes de esta familia que trata de velar para que el abuelo permanezca atendido en las mejores condiciones posibles. Aseguran que "se retuerce de dolor" pese a las dosis de morfina que se le están administrando. "Y todavía nos dicen que lo que tiene es estreñimiento cuando acuden sin problema al baño", señala su nieta.
La familia, natural de Villabuena del Puente, aseguran vivir en un bucle constante que han vuelto a revivir por última vez este mismo viernes, cuando la ambulancia decidió llevarse al abuelo al Complejo Asistencial de Zamora. "Primero nos dijeron que sería conveniente dejarlo ingresado para controlar el dolor, pero después le han dado de alta".
Un viaje de vuelta al que el octogenario regresó mareado "y de nuevo retorciéndose de dolor". Todo pese a que los avisos de los sanitarios que precisaban que a la mínima señal acudieran a Urgencias para ingresarlo.
"Ayer mismo ni respondía, casi no podía respirar, se ahogaba al tomar agua. Llamamos y no hacen caso... ¿Qué tenemos, que dejarlo morir en casa?".
La hija del anciano ha interpuesto una queja en Atención al Paciente contra el servicio de Urgencias del "Virgen de la Concha" por "mala praxis", en la que también denuncian que el paciente regresó a casa con una herida en el pene tras haber sido sometido a una cistoscopia, un procedimiento urológico que consiste en introducir una cámara a través del orificio urinario para observar, evaluar y diagnosticar enfermedades de la uretra, la próstata y sobre todo de la vejiga.
Durante la realización de las pruebas, uno de los sanitarios hizo una pequeña herida sobre el pene del paciente y que derivó en una úlcera. "Ahora mismo lo tiene cortado por el medio, no nos han hecho ni caso".
La nieta asegura que el octogenario "cada vez se va apagando más, pero que le den algo que le calme para por lo menos no verlo sufrir", señala.