Los propios alumnos están siendo los encargados de todo el proceso, es decir, de la elaboración del cartel anunciante, la recogida del material donado, su tasación, catalogación…, así como serán los que reciban a la gente tras los mostradores, dividiéndose en grupos con distintas funciones. “Lo que queremos es que trabajen desde las matemáticas hasta la creatividad y la capacidad de organización; un trabajo de todo”, explica Carmen Taranilla, coordinadora del proyecto.
De esta manera, cada pareja o trío de estudiantes estará en todo momento bajo la supervisión de un adulto, con total independencia de actuación para que sean ellos mismos los que se enfrenten a cada tarea y abarquen la globalidad de lo que significa poner en marcha un evento de estas características.
Entre los objetos que se pondrán a disposición del público se podrán encontrar productos totalmente nuevos, artículos de segunda mano, adornos de casa, material escolar, artesanía realizada por padres y alumnos, etc. “Se ha hecho un llamamiento a las familias en el que todo tiene cabida, en la primera edición del mercadillo se llegaron a vender cosas que ni nos imaginábamos”, sonríe C. Taranilla.
