Los bomberos del Ayuntamiento de Zamora han vuelto a denunciar públicamente la situación laboral que, según aseguran, les sitúa en clara desventaja respecto al resto de trabajadores municipales. El colectivo reclama “igualdad de derechos y condiciones”, tras más de un año de reuniones fallidas con el equipo de Gobierno y pese a contar con sentencias judiciales favorables en varios de los asuntos planteados.
Los profesionales del Servicio de Extinción de Incendios aseguran que han intentado dialogar en numerosas ocasiones con el Ayuntamiento, especialmente con la concejala de Personal, Laura Rivera, pero lamentan la “inacción y falta de voluntad negociadora” del Consistorio. Una situación que, según denuncian, ha derivado en un conflicto enquistado y en la judicialización de varias de sus reivindicaciones.
Entre las principales quejas se encuentra la falta de transparencia en las nóminas. Los bomberos denuncian que no se desglosan conceptos como peligrosidad, nocturnidad u otros complementos salariales, lo que les impide conocer con exactitud qué están cobrando. Este asunto ya ha sido objeto de una sentencia favorable al colectivo, que obliga al Ayuntamiento a corregir esta irregularidad, aunque temen que el Consistorio vuelva a recurrir la decisión, como ya ocurrió en otros casos similares.
Otra de las reclamaciones clave es la desigualdad en materia de jornada y conciliación laboral. Mientras otros empleados municipales disfrutan de reducción de jornada, los bomberos aseguran que son el único colectivo al que no se le reconoce este derecho. Según sus cálculos, les corresponderían al menos 72 horas anuales de reducción de jornada que no se les aplican.
El colectivo también denuncia que desde abril se encuentran “decretados”, una fórmula que les obliga a realizar refuerzos de guardia de manera obligatoria debido a la falta de personal. Estas horas adicionales, que en muchos casos suponen guardias completas de 24 horas, no se les pagan como horas extraordinarias, sino a un precio inferior al de la hora ordinaria. En la práctica, aseguran, cada bombero supera ampliamente las 1.000 horas anuales de trabajo, muy por encima de la jornada de otros trabajadores municipales.
A ello se suma la ausencia del llamado solape de guardia, un tiempo de coincidencia entre turnos que sí existe en otros servicios de emergencias y que resulta fundamental para la transmisión de información y la seguridad del servicio. Los bomberos recuerdan que existen sentencias que avalan este derecho y que, en su caso, supondría unas 31,5 horas anuales que no se les reconocen.
El colectivo también denuncia agravios en materia de clasificación profesional y retribuciones, como el hecho de que, junto a la Policía Municipal, sean los únicos funcionarios del grupo C1 que permanecen en el nivel 19 y no en el 20. Además, reclaman el reconocimiento del coeficiente reductor por trabajo nocturno, que sí se ha aplicado recientemente a la Policía Municipal, pero no a los bomberos, pese a realizar decenas de guardias nocturnas al año.
En un comunicado oficial, los bomberos han mostrado su indignación por las declaraciones del alcalde de Zamora, Francisco Guarido, quien los habría calificado de “privilegiados” por trabajar 62 días al año. El colectivo rechaza de plano esta afirmación y recuerda que esas 62 guardias son de 24 horas, a las que se suman decenas de refuerzos obligatorios, noches, festivos y fines de semana, además de una disponibilidad constante que no se remunera.
“Queremos igualdad, no ser ni mejores ni peores que nadie”, insisten los bomberos, que subrayan que sus reivindicaciones no buscan privilegios, sino equipararse en derechos laborales al resto de funcionarios municipales. Ante la falta de avances, anuncian nuevas movilizaciones, su asistencia al próximo pleno municipal y la continuación de las acciones judiciales para reclamar lo que consideran derechos reconocidos por ley.
El colectivo advierte además de que la falta de personal —actualmente 49 bomberos cuando, según sus cálculos, serían necesarios al menos 55 o 60— no solo incrementa la carga laboral, sino que puede afectar a la calidad y seguridad