Con la llegada del tiempo estival y ya sin limitaciones ni restricciones impuestas por el Covid-19, son muchos los jóvenes que se echan a la calle a vivir la noche. El alcohol se mantiene como un imprescindible en el ocio nocturno, también en estas Ferias y Fiestas de San Pedro que han permitido el regreso del color de las peñas a la Plaza Mayor con el consecuente ir y venir de los carros cargados de litros y litros de bebidas como la sangría o el calimocho o, directamente, con las botellas.
Entre la amalgama de camisetas verdes, moradas, un abanico impensable de azules y de todos los colores posibles destacan cada vez más los chalecos amarillos de los mediadores del Plan Municipal de Drogodependencia que, durante todo el año -pero especialmente en estas fechas festivas- tratan de concienciar a los más jóvenes sobre los buenos hábitos a seguir y la necesidad de establecer patrones de consumo responsable.
Así lo explica, Ana Barros, responsable de las charlas de prevención del Plan Municipal de Drogodependencia del Ayuntamiento de Zamora. La presencia de estos ‘chalecos amarillos’ es bien recibida por parte de los jóvenes, que ya les conocen de antemano y se acercan para poder soplan en el alcoholímetro y conocer su nivel de alcohol en aire expirado, así como realizar las encuestas que portan cada noche.
Uno de los mayores problemas que están surgiendo con esta vuelta a la “nueva normalidad” es el conocido como “binge drinking”, esto es, el consumo por atracón en el que se bebe una cantidad excesiva de alcohol en un corto espacio de tiempo. Supone uno de los hábitos más extendidos en estos días de San Pedro, pero también a nivel general en las fiestas, especialmente entre los más jóvenes. De hecho, la media de iniciación se sitúa en torno a los 13 años, si bien en Zamora se eleva hasta los 15 años.
Por ello, los mediadores han intensificado su presencia no sólo en la Plaza Mayor, también en la hoguera de San Juan o en los diferentes conciertos ubicados a las afueras de la ciudad para concienciar sobre la importancia de no coger el coche tras haber consumido alcohol. Una media de seis mediadores en parejas de dos tratan de incentivar el programa de reducción de daños con la información sobre mitos.
“Muchos jóvenes creen que tienen demasiado conocimiento y no es así. Por ejemplo, para bajar la alcoholimetría se ponen a hacer flexiones y no saben cuál es el recorrido habitual del alcohol en su metabolismo”, precisa Ana.
Desde el Plan Municipal de Drogodependencia aseguran que es clave no sólo la concienciación de los menores, sino también por parte de los progenitores que deben sentarse a hablar de ello con sus hijos y establecer unos límites. Estos programas de concienciación son pioneros en Castilla y León.
