La instructora zamorana afincada en Madrid recibe un reconocimiento de la Fundación CRIS contra el Cáncer por su proyecto solidario “Pilates por la Vida”, que une deporte, empatía y lucha por la investigación del cáncer infantil. El corazón de Zamora late también en Madrid, y a veces lo hace al ritmo pausado y firme del pilates. Ana Martín, zamorana de nacimiento y espíritu solidario por convicción, ha sido reconocida por la Fundación CRIS contra el Cáncer en la capital de España por su iniciativa “Pilates por la Vida”, un proyecto que comenzó como un encuentro deportivo con causa y que hoy se ha convertido en un movimiento de apoyo a la investigación del cáncer infantil en todo el país.
En el acto de entrega, celebrado en Madrid, Ana emocionó al auditorio con una frase que resume su forma de entender la vida:
“El cariño no es algo que se tiene, es algo que se es”.
Desde esa filosofía, su trabajo ha trascendido los estudios de pilates para convertirse en un gesto de entrega y humanidad. Cada evento organizado bajo su impulso se transforma en un espacio donde la salud, la empatía y la solidaridad se entrelazan.
Su lema, “investigación para otra oportunidad”, refleja también el espíritu de la asociación CRIS contra el Cáncer, que reconoce cada año a quienes contribuyen a visibilizar la importancia de financiar la investigación médica.
“Este premio es para los que, como nosotros, dan lo que son”, añadió Ana en su intervención, con la sencillez de quien no busca protagonismo, sino propósito.
Nacida en Zamora y afincada en Madrid, Ana Martín ha conseguido que su pasión por el pilates se transforme en una red de esperanza que ya ha traspasado fronteras. “Pilates por la Vida” no solo se ha extendido por toda España, sino que ha logrado implicar a cientos de personas que, desde una esterilla, suman esfuerzos para una misma causa: que la ciencia y el corazón caminen juntos.
Su historia es un recordatorio de que la solidaridad no entiende de distancias. Desde la orilla del Duero hasta los gimnasios madrileños, Ana Martín lleva consigo la esencia de una tierra donde la fuerza, la empatía y el compromiso siempre encuentran su espacio.
Zamora puede presumir, una vez más, de tener hijas que no solo hacen ejercicio… hacen vida.