El mal estado de conservación de numerosos inmuebles en la zona histórica se hacia visible durante la pasada Semana Santa con el corte en la Rúa de los Notarios que obligó a modificar siete recorridos procesionales.
Las fuertes lluvias caídas en los últimos días han motivado desprendimientos en una fachada de la Rúa de los Francos, una de las principales arterias del casco antiguo y lugar de paso obligado para los grupos de turistas que se dirigen a la zona monumental y de la Catedral, plagada de solares o de casas desahbitadas con un deficiente estado de conservación.
Los desprendimientos de elementos de la fachada ocurrían en la tarde-noche del 14 de abril y obligaban a la Policía Municipal de Zamora a acordonar un tramo de acera en la Rúa de los Francos para señalizar uno de los inmuebles deshabitados de la zona, una de las más transitadas por los turistas que se dirigen hacia la Catedral y la zona monumental.
El edificio lleva varios años deshabitado y en su fachada luce un cartel para su venta, además de signos evidentes de abandono y del paso del tiempo.
Aunque la zona presenta numerosos inmuebles apuntalados o en un estado de abandono, el problema de la mala conservación de diversos edificios de la zona histórica se hacía especialmente visible durante la pasada Semana Santa con la amenaza de derrumbe de una vivienda en la Rúa de los Notarios que obligó a seis cofradías a modificar sus itinerarios, además de una séptima que hubo de variar también su recorrido para no interferir en el de la anterior.
La cada vez más escasa presencia vecinal, la rígida normativa de la zona y de la Comisión de Patrimonio o los precios que los propietarios de los inmuebles piden por sus edificios han contribuido a un progresivo deterioro del Casco Antiguo -en especial en la zona comprendida entre la Plaza deViriato y la Catedral-, donde se alinean solares o casas deshabitadas con evidentes signos de abandono pese a tratarse de una zona que en su día aspiraba a ser Patrimonio de la Humanidad y que es internacionalmente conocida por sus iglesias románicas o sus miradores al Duero.
Este nuevo suceso pone de relieve el mal estado de conservación de diversas viviendas de la zona, cuyo mantenimiento por ley corresponde a sus propietarios al tratarse de un área protegida y sometida a una normativa especial.