El avance hacia una sociedad sin dinero en efectivo parecía imparable en países como Suecia y Noruega, donde el uso de tarjetas y pagos móviles ha desplazado casi por completo al billete y la moneda. Sin embargo, los gobiernos de ambas naciones han dado un giro en su postura y ahora recomiendan a la población no abandonar del todo el efectivo, señalando que su presencia sigue siendo clave en caso de emergencias.
Suecia y Noruega lideran el ranking de países con menor circulación de dinero físico en relación con su PIB. En Suecia, por ejemplo, menos del 10 % de las compras se realizan en efectivo. Sin embargo, la creciente preocupación por amenazas como ciberataques, conflictos internacionales y posibles interrupciones en las infraestructuras digitales ha llevado a las autoridades a replantearse la situación.
El Ministerio de Defensa sueco ha distribuido un folleto titulado Si llega la crisis o la guerra, en el que recomienda a los ciudadanos llevar consigo dinero en efectivo y mantener un fondo mínimo para una semana. El Banco Central del país ha reforzado este mensaje instando a tomar medidas que garanticen la posibilidad de pago en cualquier circunstancia, incluyendo crisis de gran magnitud.
En Noruega, la tendencia es similar. El año pasado, el gobierno aprobó una normativa que sanciona a los comercios que rechacen el pago en efectivo, con el objetivo de asegurar que toda la población tenga acceso a este método de pago en situaciones críticas.