Los medicamentos no son caramelos y eso es algo que debemos tener claro a la hora de acudir a la farmacia sin receta. Tienen que estar supervisados por un médico porque, con la salud, no se juega. Y es que, con la llegada del virus en los que tanta gente se ha creído virólogo, médico o farmacéutico, la cruda realidad, es que no lo son.
No es necesario acudir a todas las farmacias de la ciudad para conseguir paracetamol de un gramo e ibuprofeno de 600 mg, en todas ellas, tendremos la misma respuesta.
Se trata de una medida para endurecer la vigilancia en la venta de fármacos. Y es que, aunque no lo supiéramos, este tipo de venta lleva desde la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos de 2015 necesitando prescripción médica. Una medida que obliga a que la venta de paracetamol de un gramo o de Ibuprofeno de 600 miligramos se dispense con receta.
Sin embargo, el último cambio en la norma entró en vigor en 2017, en ella se resalta que es necesaria la receta en la venta de paracetamol en cajas de más de 10 pastillas de un gramo. Además, en el caso de los comprimidos o sobres que contengan 500 o 600 miligramos de paracetamol no necesitan receta.
Y, ante tanta seguridad, debemos saber entonces que tomarse medicación sin prescripción médica es un auténtico peligro. Si no tenemos unas pautas y un sanitario que nos revise el cuidado, podemos incluso a llegar a superar la dosis de medicación diaria, lo que puede dar lugar a una toxicidad hepática y cardiovascular.
Por ello, para mantener nuestra salud protegida, se ha restringido la venta sin receta. Es algo que debemos comprender. No podemos ir a una farmacia exigiendo la venta de un medicamento “porque lo necesitamos”. Si es fundamental para nuestra salud, será necesario acudir al médico y así dejaremos a un lado los tira y afloja a los que se enfrentan los farmacéuticos cada vez que un cliente pide medicinas sin prescripción.
