La silicosis, una enfermedad respiratoria que se creía prácticamente erradicada en España, vuelve a aparecer con fuerza. Así lo confirma un estudio reciente del Ministerio de Sanidad, que apunta a un aumento sostenido de casos en los últimos años, especialmente entre trabajadores jóvenes expuestos al polvo de sílice.
Esta afección, provocada por la inhalación continuada de partículas de sílice, afecta directamente a los pulmones y puede derivar en complicaciones graves como cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o daño renal. Aunque tradicionalmente se vinculaba a la minería, en la actualidad su reaparición está relacionada con sectores como el de la construcción, especialmente en actividades como el corte y manipulado de encimeras de cuarzo.
Desde 2007, el Instituto Nacional de la Seguridad Social ha contabilizado casi 6.000 partes relacionados con la silicosis, con un preocupante pico en 2023, cuando se notificaron 520 nuevos casos. Este repunte sitúa a la silicosis como la enfermedad profesional incurable con mayor crecimiento en el país durante las últimas dos décadas.
En cuanto a su distribución geográfica, Galicia encabeza la lista con un 32,9 % del total de casos registrados, seguida de Castilla y León (14 %) y Andalucía (10,3 %). Entre 1997 y 2020, se han contabilizado más de 4.400 muertes en todo el territorio nacional como consecuencia directa de esta patología.
A nivel internacional, la reaparición de la silicosis no es un fenómeno aislado. Países como Estados Unidos, Australia, China, Israel o Bélgica también han registrado un incremento de casos. Sin embargo, según los expertos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), España se encuentra entre los más afectados por esta reemergencia.
El Ministerio de Sanidad alerta además de que la exposición a la sílice no solo provoca silicosis, sino que puede desencadenar otras enfermedades graves, tanto respiratorias como inmunológicas. Por ello, las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de reforzar la prevención en los entornos laborales donde el contacto con el sílice es frecuente.
El aumento de la silicosis pone sobre la mesa un problema de salud pública que exige medidas urgentes para proteger a los trabajadores y evitar que una enfermedad del pasado siga cobrándose víctimas en pleno siglo XXI.