La tradicional EBAU, ahora denominada PAU o EVAU, se renueva este mes de junio con un modelo más competencial y exigente en aspectos formales. El Ministerio de Educación, junto con los rectores universitarios, ha diseñado una prueba con criterios de corrección homogéneos que incorporan por primera vez la evaluación de la coherencia, cohesión, corrección gramatical, léxica y ortográfica en todas las materias.
El objetivo es claro: la nueva PAU busca valorar no solo los conocimientos académicos, sino también la capacidad del alumnado para analizar, reflexionar y aplicar lo aprendido a contextos reales. Con esta reforma, se pone el foco en el desarrollo del pensamiento crítico y la madurez del estudiante.
La prueba mantendrá su estructura en dos fases: una obligatoria, que incluye Lengua y Literatura II, Lengua Extranjera II, una materia específica según la modalidad cursada, y la elección entre Historia de España o Filosofía. En las comunidades con lengua cooficial, se añade una quinta prueba de dicha lengua.
La segunda fase, voluntaria, permite al alumnado examinarse de hasta tres materias adicionales —ya sean comunes o específicas— y de una segunda lengua extranjera. Esta parte puede sumar hasta 4 puntos adicionales, permitiendo alcanzar un máximo de 14 en la nota final.
Una de las principales novedades de esta edición es la introducción de un nuevo criterio de corrección transversal: hasta un 10% de la nota de cada ejercicio puede depender de la calidad de la expresión escrita y la presentación. Los examinadores valorarán si las respuestas son coherentes, están bien organizadas, y presentan una correcta ortografía, gramática y vocabulario.
Además, la adecuación de las respuestas a lo solicitado en cada enunciado será fundamental para obtener buena puntuación.
Frente a modelos anteriores más centrados en la memorización, la nueva PAU 2025 introduce un mayor peso de las preguntas abiertas o semiconstruidas: al menos el 70% del examen. Estas cuestiones plantearán casos prácticos, relacionados con situaciones del mundo real y entornos diversos —humanísticos, científicos, tecnológicos o artísticos—, para fomentar una evaluación más contextualizada y significativa.
La nota de acceso a la universidad (CAU) se calcula con un 60% de la media de Bachillerato y un 40% de la nota de la fase obligatoria. Esta calificación debe ser igual o superior a 5 para poder acceder a una carrera universitaria. La parte voluntaria, como ya es habitual, servirá para mejorar la nota y ganar competitividad en carreras con alta demanda.
Las pruebas se celebrarán mayoritariamente los días 3, 4 y 5 de junio en comunidades como Castilla y León, Andalucía o Galicia. Cataluña será la última en examinarse, con la convocatoria ordinaria fijada para los días 11, 12 y 13 de junio.
Esta nueva PAU supone un importante paso hacia una educación más competencial, que prioriza la comprensión, la reflexión y la capacidad de aplicar el conocimiento por encima de la simple repetición de contenidos. Una selectividad que ya no solo mide cuánto sabe el alumnado, sino cómo piensa y cómo comunica lo que sabe.