La Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla celebró el 4 de mayo, primer domingo del mes, su tradicional acto de cesión de insignias, que significa el cambio de estamentos dentro de su Junta Rectora, y así, los Abades que este año han celebrado su Fiesta dejaron su lugar a los nuevos Abades.
La iglesia del Monasterio de Santa Clara acogió, a las 11.00 horas, el oficio de la Eucaristía por parte del capellán de la Cofradía de Jesús y Ánimas, Roberto Castaño. Al término de la Misa, los Abades aún en ejercicio obsequiaron a las Madres Clarisas con un ramo de rosas blancas como agradecimiento por su colaboración con esta Hermandad. Uno de los Abades, Ángel García, quien les hizo entrega de las rosas en nombre de la Abadía, explicó que se trataba de "un gesto", porque "a las Madres Clarisas se les debe tanto, siempre están a disposición de la Cofradía, así que, siendo el día de la madre, y ya que ellas son Reverendas Madres, nada mejor que obsequiarlas con una rosa blanca para cada una de ellas".
Las religiosas se mostraron emocionadas con este detalle de los Abades, y decidieron ofrecer el ramo de rosas blancas a la Virgen, "que es nuestra madre, la madre de todos", y felicitaron a la Abadía saliente por su respuesta a todos los actos con solemnidad y religiosidad.
A continuación, los hermanos se trasladaron hasta la sede de la Cofradía de Jesús y Ánimas, la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, en cuyo atrio se celebró el singular acto de la cesión de insignias, acto que supone el cambio de Abadía, y con el que se cierra el ejercicio de Jesús y Ánimas, abriendo el del nuevo año. Y desde la capilla, presidiendo la entrega de insignias, se encontraban las imágenes titulares de la Hermandad, Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad, según establece la tradición.
En nombre de la Abadía saliente, Ángel García declaró que "todos y cada uno de los momentos vividos son imborrables para nosotros [...] juntos hemos sido conscientes de vivir en un sueño, un sueño maravilloso hecho realidad", y dirigiéndose a los nuevos Abades, les indicó que "la insignia que os vamos a entregar es signo de entrega, servicio y ayuda". Y también tuvo palabras de agradecimiento para los párrocos de Toro y todos los cofrades "que día a día trabajan de una forma altruista".
El presidente de la Cofradía, José Manuel de la Fuente, señaló que con este acto, los cuatro estamentos que hay en la Hermandad, Abades, Celadores, Escribanos y Diputados, suben un peldaño, que es un cargo en la Junta Rectora, con lo cual, salen los Abades del año y entran los nuevos Diputados, que es la Junta entrante y se nombra el Domingo de Lázaro.
Según explicó, la importancia de este acto "es que se pone de manifiesto la relevancia que tiene la Cofradía en la ciudad, que siempre se renuevan los cargos y que hay gente dispuesta a trabajar y a perseverar en las tradiciones y en el espíritu de la Cofradía". Se trata, además, de un día de "mucha emoción", tanto para los Abades salientes, porque dejan el cargo, como para los entrantes. Y es que, como recordó De la Fuente, "como bien decía el capellán de la Cofradía, Roberto Castaño, en la homilía de la Misa, el ser Abad es un cargo desde el entendimiento del servicio a la Cofradía y a los hermanos".
Por otro lado, la celebración de la cesión de insignias contó con otro acto, que fue la entrada de forma oficial de José Manuel de la Fuente como presidente de la Cofradía, tras su reelección el Domingo de Lázaro en las elecciones de renovación de la Junta Administrativa. En este sentido, aclaró que desde entonces, y hasta este momento, había estado actuando como presidente en funciones, y añadió que "todavía estoy a expensas de mi ratificación en el cargo por el Obispo de la Diócesis", a quien se ha enviado la petición pertinente.
El acto concluyó con un homenaje a la Virgen de la Soledad, puesto que el primer domingo de mayo se celebra el día de la madre; así, el primer acto de los nuevos Abades consiste en hacerle una ofrenda de flores a la Virgen de la Soledad en el día de la madre, que siempre son rosas blancas, símbolo de la pureza de la Virgen. De este modo, "ya queda adornada la capilla con ese centro precioso de rosas blancas a los pies de la Soledad, que es la madre de todos y la madre de la Cofradía".
Por su parte, en representación de los Abades salientes, Samuel Hernández, Cesáreo Pérez, José Manuel Rubio, Alan Martín, Julián Blanco, José Lorenzo Sevillano, Clemente Velasco y Ángel García, éste último señaló que "ha sido un acto muy bonito y muy emocionante para despedir cuatro años, el último de ellos como Abades". Confesó que "nos vamos con un gran recuerdo y habiendo hecho una gran familia entre todos los Abades, que estamos muy unidos", y reconoció también que "hemos disfrutado mucho una Semana Santa espléndida, junto con nuestras familias, la verdad es que ha sido una experiencia inolvidable que vamos a recordar toda nuestra vida".