Cuando las cornetas y tambores rompen la madrugada, cuando sus redobles cierran la procesión del Viernes Santo y acompañan a la Virgen de la Soledad en el Sábado Santo, ahí están, contra viento y marea. En la fría penumbra o bajo el cálido sol, con la misma ilusión año tras año, la Banda de Cornetas y Tambores es el principio y el fin de la Semana Santa en Zamora.
Desde hace un mes, sus miembros ensayan incansablemente para asegurarse de que todo salga a la perfección en las dos procesiones.
Sus sonidos acercan a la Semana Santa, llamando, anunciando los días sagrados de la Pasión. Un trabajo cargado de dedicación y esfuerzo; latidos de corazones que dan vida a las procesiones de la capital que cada año atraen a numerosos fieles a disfrutar a Zamora.