Al ritmo de la Marcha Fúnebre de Chopin, la urna, la Virgen de los Clavos y los otros diez grupos escultóricos han desfilado por las calles de Zamora en un Viernes Santo de riguroso luto. Los cofrades han soportado la procesión con los pesados hábitos de terciopelo negro bajo un fuerte sol de primavera que ha provocado que muchos de los zamoranos y turistas hayan seguido la procesión en manga corta.
Ha sido un desfile que se ha extendido más de lo habitual, aprovechando el buen tiempo que ha acompañado a una de las Cofradías tradicionalmente más castigadas por la lluvia. Este año el tiempo ha acompañado y ha permitido al Santo Entierro explayarse durante algo más de siete horas de procesión desde su salida a las 16:00 del Museo de Semana Santa y que pasadas las 23:00 horas todavía desfilaban los últimos pasos por la Plaza Mayor antes de proceder a su regreso al punto de salida.
La Real Cofradía del Santo Entierro ha aprovechado para procesionar a un ritmo más lento del habitual dejando ante el espectador una procesión superior a los 45 minutos de duración y cercano a una hora, lo que ha provocado que el final de la misma se haya solapado con la previsión del arranque de la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias.
La última procesión en esta jornada de Viernes Santo arrancaba a las 23:00 horas de la iglesia parroquial de San Vicente, una salida que ha podido efectuar de manera puntual al no verse afectado por el retraso del Santo Entierro al no coincidir ambos itinerarios.
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