Son la "cara" amable de una Semana Santa sin procesiones y con toque de queda. Aranzázu Arribas Ramos comenzó a tejerlos como un homenaje a los cofrades de su familia, que un año más no podrán procesionar ni vestir sus túnicas. Cuenta que una tarde se puso a dibujar, ya que no hay patrones, y nacieron "Los cofraditos", los muñecos que han traspasado el ámbito familiar y ya aparecen expuestos en algunos escaparates de la ciudad.
Nacida en una familia muy ligada a la Semana Santa, con un padre que fue directivo del Vía Crucis y viceabad de la Congregación, Aranzázu Arribas comenzó a tejer como método de relajación animada por su madre. Fue en octubre de 2020. "Mi madre me picó para que hiciera ganchillo y una cosa llevó a la otra", relata. Así nacieron "los cofraditos", basados en los llamados "amigurimis", una tendencia o moda japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché o ganchillo.
Luego vinieron las peticiones. "Mi tío, cofrade de la Tercera Caída, me pidió que tejiera un muñeco de la Cofradía", apunta Arribas Ramos. A partir de ahí, le siguieron los amigurumis del Vía Crucis, de la Congregación y el de las Siete Palabras, que "aún estoy confeccionando", indica la zamorana, que también se atrevió con el Merlú con la ayuda de su padre, encargado de hacer el atrezzo. "Si tu haces el Merlú yo me atrevo con la corneta", le dijo su progenitor. Y ambos se aventuraron a convertir en muñeco una de las enseñas de la Semana Santa zamorana.
Aunque el ganchillo relaja, los muñecos llevan tiempo. "Yo tardo entre 8 y 10 horas en crear cada amigurumi", señala Aranzázu Arribas, aunque asegura que "el resultado merece la pena". Mientras teje, también regresan los recuerdos. "Cuando tejo y montó los muñecos por piezas, recuerdo la primera vez que vestí de cofrade a mi hijo, que hoy tiene 7 años", rememora con añoranza.
Meses después, aquel "hobby" que comenzó como distracción y homenaje a la familia, ha franqueado las puertas de casa y los muñecos se exhiben en los escaparates de Sabina Moda y la Librería Arial, ubicada en el barrio de San José Obrero en el que reside esta apasionada de la Semana Santa y los amigurumis.
Estos muñecos, que se elaboran por piezas, son su particular homenaje a la Semana Santa de 2021, que no será una Semana Santa cualquiera. Como no lo fue la del 2020, que coincidió casi con el inicio de la pandemia y las medidas más duras de confinamiento.
Un año después, con muchos sectores económicos en bancarrota, España continúa en estado de alarma, pero la situación es diferente aunque tampoco habrá pasos de Semana Santa recorriendo las calles de Zamora. Con la amenaza latente de otra cuarta ola a la vuelta de la Semana Santa, como ocurrió después de Navidad, los "cofraditos" aportan la cara divertida de una Pasión marcada, 12 meses después, por la pandemia.
GALERÍA DE IMÁGENES Los cofraditos de la Semana Santa de Zamora Fotos Aranzázu Arribas Ramos