La Cofradía de Jesús del Vía Crucis llega a su día grande con la novedad del regreso de los caballos a un desfile que vuelve a engalanarse. La Junta Directiva aprobó su reincorporación, una tradición que aparcó hace décadas y que retoma ahora dándole mayor realce a la Cofradía que este Martes Santo cruzará el Duero con la Esperanza custodiando a su hijo antes de su despedida tras cruzar la margen izquierda del Duero.
De esta manera, la cofradía se suma así a la del Santísimo Cristo de las Injurias y al Santo Entierro que eran, hasta el momento, las únicas que mantenían una tradición que llegó a extenderse hasta en un total de cuatro procesiones. En tiempos en los que los caballos eran símbolo de engalanamiento en una ciudad que ganada progresivamente la actual y merecida reputación como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
En el caso del Santísimo Cristo de las Injurias el testigo lo toman tres hermanos a caballo ataviados con su particular traje -en sintonía con las túnicas de estameña blanca y caperuza de veludillo rojo que llevan sus hermanos de fila- y que como cada año se apuestan en los anexos al antiguo laboratorio municipal, en los jardines del Castillo hasta el arranque oficial de la procesión. Con banderas a lomos de los caballos y fielmente acompañados de tres palafraneros, estos animales abren el desfile que preludia la llegada de la imagen del Cristo de las Injurias custodiado por unos 2.350 cofrades.
Mientras, en el Santo Entierro son cuatro los agentes de la Policía Nacional los que abren el desfile a lomos de los tan distinguidos jamelgos. Una escolta honorífica a los pasos que añade distinción al desfile y a sus doce pasos con bandas que la convierten en la más larga de la Semana Santa zamorana con sus más de 3.400 hermanos.
Pero no son los únicos. El Vía Crucis retoma esta apuesta estética que en su día también utilizó la Cofradía de la Santísima Resurrección y que a día de hoy se encuentra totalmente aparcada. Se trata, en todo caso, de un mero añadido de realce y con la intención de reforzar la imagen de la Pasión zamorana, pero respetando su austeridad y carácter castellano.

Porque son otras muchas las cofradías repartidas por todo el mapa nacional en las que estos animales se convierten en los principales protagonistas. Es el caso de del Viernes Santo en Lorca, donde las cofradías de “paso blanco” y de “paso azul” rivalizan desplegando hasta 400 caballos durante todo el itinerario: ejemplares magníficamente engalanados, entrenados y preparados para brindar un fabuloso espectáculo que conforma la representación de diferentes pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento gracias a la implicación de cientos de figurantes.
Los caballos también toman León cada Jueves Santo en León. La cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz recuperó el año pasado su tradicional pregón a caballo con una docena de jinetes con timbal, trompeta, fiscorno y carraca pregonando las Siete Palabras que Cristo pronunció en el transcurso de la Crucifixión.
Ya en Plasencia (Cáceres), la cofradía del Santísimo Cristo de la Columna cuenta en su procesión con la presencia del Escuadrón de Lanceros de la Policía Nacional. Los jinetes, nombrados Hermanos Mayores Honoríficos de la Cofradía, hacen honor a este reconocimiento luciendo trajes de gala