Era una jornada fría, como la de aquel nueve de enero de hace sesenta y cinco años. Ribadelago ha vuelto a recordar el trágico suceso que ocurrió y que nadie olvida. Una pena que se lleva como luto en el alma; cuando la rotura de la presa de Vega de Tera sumergió a la localidad bajo ocho millones de metros cúbicos de agua, llevándose la vida de 144 vecinos. Aunque solo se recuperaron veintiocho cuerpos, el lago de Sanabria se convirtió en el silencioso testigo que cada 9 de enero se tiñe de luto.
El embalse formaba parte del salto de Moncabril, la empresa hidroeléctrica que puso sus ojos en la provincia de Zamora para expandirse; varios directivos de la empresa fueron procesados por el desastre, pero ninguno de ellos llegó a ingresar en prisión. Nadie pagó lo que pasó en Ribadelago. Solo las víctimas y el recuerdo de un dolor que no cesa. La fatídica noche, más de ciento cincuenta metros del muro de contención cedieron, desatando una riada que alcanzó Ribadelago sin dar tiempo a sus habitantes a reaccionar. El estruendo de la ruptura fue el único aviso antes de la devastación. La negligencia que llevó al colapso de la presa dejó un saldo de desolación y muerte en la comarca sanabresa. A día de hoy, se recuerda como una herida abierta en la memoria colectiva.
Para honrar la memoria de aquellos que ya no están, los vecinos se reunieron en una misa celebrada al mediodía en la iglesia de Ribadelago, donde los supervivientes compartieron un momento de reflexión y duelo. La herida del pasado sigue latente entre quienes vivieron la catástrofe, marcando este aniversario con una ceremonia que busca mantener viva la memoria de los seres queridos perdidos.
Y flores. Flores para los que ya no están. Una ofrenda para los fallecidos. Bajo un cielo frío y desapacible, los nombres de las víctimas permanecen inscritos en el monumento, recordando la tragedia que cambió para siempre la historia de Ribadelago. Además, la mirada de la comunidad está puesta en el museo próximo a inaugurarse, un tributo que preservará la memoria de aquel fatídico día y honrará a quienes perdieron sus vidas en la devastadora riada.