Los Arribes, tan maravillosos como desconocidos. Resulta cuanto menos sorprendente apuntar que son incontables los zamoranos que no conocen los entresijos que esconde el Parque Natural de Los Arribes de un Duero, encajonado entre cañones a lo largo de casi 100 kilómetros en los que se dibuja un agreste paisaje granítico y una flora y fauna únicas. Ese paraje, frontera natural entre las provincias de Zamora y Salamanca con Portugal, brinda además la oportunidad de visitar los 37 municipios y 58 núcleos de población enclavados en los límites del parque y en el que residen cerca de 22.000 habitantes.
Rincones, en definitiva, dignos de explorar y que Luis Zúñiga ha querido dar a conocer a decenas de zamoranos en la que ha sido la primera quedada mochilera con destino Fariza. Las numerosas escapadas que el autor de "Yoymimochilaviajera" -un blog personal sobre rutas, recomendaciones y experiencias personales de estas modalidades- realizaba a la zona avivaron la curiosidad de quienes pese a su cercanía aún la no conocían de primera mano.
Y entonces surgió la idea y el botón de Facebook obró el milagro: en menos de una semana ya eran más de un centenar los usuarios que solicitaban unirse al grupo para formar parte de la primera experiencia mochilera con la intención de pasar un día en plena naturaleza, compartiendo aficiones y, sobre todo, animando a los más indecisos a la hora de salir de manera individual.
Desde Zamora pasando por Villaralbo y Madridanos hasta Benavente y Ledesma, fueron muchos los que se lanzaron a experimentar los placeres de esta ruta junto a este grupo de reciente creación.
Enamorado nato de Los Arribes, forma parte de sus rutas habituales de domingo. Y en esta primera quedada no podía ser menos. Desafiando al temporal y a las previsiones por el paso de la borrasca Domingos, un grupo conformado por 56 mochileros pusieron rumbo a Fariza para recorrer los seis kilómetros que conforman la "Ruta de la Ribera de los Molinos" partiendo del puente de piedra del núcleo urbano hasta la ermita de Nuestra Señora del Castillo, santuario del siglo XIII situado sobre un castro colgado por encima del profundo cauce del río. Allí, tras disfrutar de los molinos y el transcurrir del Arroyo del Pisón, la vista se torna ante la impresionante estampa que ofrece el Mirador de las Barrancas con los buitres leonados ofreciendo un espectáculo casi pensado para la ocasión.
Una visita que no podría ser completa sin degustar las delicias de la gastronomía de la zona, en este caso en el Restaurante Hotel Rural "Los Arribes". Entre arroz a la zamorana, pollo y carne guisada, la experiencia ponía un punto y seguido porque "la intención es repetir estas rutas una vez al mes".
El objetivo a corto plazo es poder aspirar a conformar una asociación o club de senderismo con la vista puesta en facilitar todos los trámites relacionados con permisos y contratación de seguros obligatorios en cada salida. Una experiencia que Luis organiza en su tiempo libre, por "puro hobby" y alejado de intereses comerciales pese a varias ofertas recibidas. "La libertad que te da hacerlo por mero disfrute es impagable".
Ahora sólo queda programar la próxima experiencia con la vista puesta en recuperar la primera opción que pasaba por explorar la zona de Mámoles, si bien los avisos de Protección Civil por el mal tiempo aconsejaron relegarla para más adelante: "Es una ruta sencilla, pero en el último kilómetro y medio de tramo no me quise arriesgar vistas las previsiones".
