miércoles. 24.04.2024
FRIDA, MI PERRA PUG
FRIDA, MI PERRA PUG

Hay luchas y luchas y batallas que se convierten en odisea, todas aquellas personas que hayan tenido que buscar un nuevo hogar y que tengan un animal a su cargo lo entenderán; es casi imposible encontrar un lugar para arrendar en el que se acepten a mascotas. De hecho, casi podría decir que es más fácil que te toque la lotería, que conseguir un arrendador que permita que tanto tú, como tu animal de compañía, podáis vivir en el mismo domicilio.

A pesar de que la nueva Ley de Protección y Derechos de los animales, siga sin amparar este tipo de situaciones, aún queda mucho camino por recorrer. De hecho, me parece abusivo que haya este tipo de restricciones para acceder a una vivienda de alquiler.

Sí, un perro puede destrozar el mobiliario de la vivienda, tal y como destacan algunos propietarios, pero la actitud de la mascota siempre dependerá de la manera en que ha sido educado. De hecho, ya lo decía el ingenioso cartel de un hotel asturiano: “Nunca tuvimos perros que fumaran en la cama quemando las sábanas. Nunca un can nos robó toallas o puso la televisión a todo volumen e incluso nunca se peleó con su compañero de habitación. Nunca tuvimos perros borrachos que rompieran los muebles”. Una manera de concienciar, dar oportunidad y poner voz a todos los que sufrimos el destierro de nuestras mascotas.

El ser humano es el animal más egoísta, que no se nos olvide nunca. Los animales no pueden entrar en la mayoría de establecimientos, ni en viviendas de alquiler, ni en el trasporte público, pero sí nos aprovechamos de su cariño e inocencia para la búsqueda de drogas o la localización de personas tras catástrofes. Lo único que tengo claro es que ellos son los que no nos merecen a nosotros. No nos merecemos un amor incondicional, incansable, de corazón e infinito. Un apoyo incondicional que nos mira con ilusión, respeto y dulzura. Alguien que jamás nos dejaría.

¿Es con tanta prohibición como se incita al abandono? ¿Serías capaz de abandonar a tu compañero de vida por conseguir una vivienda en la que cobijarte? ¿Sería justo para ella? ¿O sería más justo seguir luchando por conseguir que ellos también cuenten?

La odisea de conseguir un alquiler teniendo animales de compañía