Es el poeta de la Semana Santa. Una musa que utiliza de inspiración este madrileño que encontró su hogar en Zamora hace ocho años. No solamente ha adoptado la ciudad como suya, sino también ha encontrado en la Semana Santa zamorana una fuente inagotable de inspiración para su arte. Apasionado por la atmósfera única que envuelve la ciudad durante esta festividad religiosa, Carlos Fernando Fondón ha canalizado su amor por la Pasión en forma de poesía y dibujos, creando así un legado que trasciende lo meramente artístico.
"Me inspira el ambiente que se procesa según van llegando los días", una magia que siente en el aire a medida que se acerca la Semana Santa. Para él, la pasión palpable de los cofrades y la devoción de los zamoranos son fuentes inagotables de inspiración. Sus poemas, íntimos y personales, son un reflejo de sus profundos sentimientos hacia esta celebración religiosa.
En su último libro, Fondón comparte estos poemas y reflexiones, ofreciendo al lector una visión íntima y conmovedora de su conexión con la Semana Santa. Para él, esta obra es mucho más que un simple libro: es una expresión de su alma y una forma de compartir su amor por la tradición y la fe. Una atmósfera de Semana Santa que es como "ver una clase de catequesis en la calle". Cada momento, cada detalle, alimenta su creatividad y lo transporta a un mundo paralelo donde desgrana sus versos. Sus palabras, cuidadosamente seleccionadas, capturan la pasión y el fervor que caracterizan esta festividad tan especial.
Sin rituales, simplemente observando, se pone 'manos a la obra' con lo que pasa ante sus ojos; "lo que veo, los pasos, los cofrades, la gente con su silencio, la música de las banda y la pasión que se respira. Ahí entro en un mundo paralelo donde desgrano mis versos". Simplemente mira a su alrededor, absorbe cada detalle y deja que las palabras fluyan desde su mente hasta su móvil, donde las registra en una especie de agenda. Este proceso le permite capturar la esencia misma de la Semana Santa y transmitirla a través de sus versos.
Una devoción que fue creciendo con el paso de los años, "la entrega de las cofradías, la gente que acompaña todo eso me crea un paisaje lingüístico increíble que lo llevo a mis palabras más rebuscadas e íntimas para darle más pasión a lo que veo". Y una tarea que no es nada fácil porque "para describir la Semana Santa hay que ponerse en modo en el que viven esa pasión de mostrar la vida, pasión y muerte de Jesús de Nazaret y hay que adecuar las palabras para quien me lea sienta eso que yo he sentido al escribir".
Uno de los momentos más significativos para Fondón fue cuando escribió un poema dedicado a la Hermandad del Silencio, que porta la figura del Cristo de las Injurias. Este poema marcó el inicio de su homenaje a todas las cofradías, y desde entonces, ha continuado explorando y celebrando la diversidad y la devoción de cada una de ellas. El testimonio de un amor profundo hacia la Semana Santa, el tributo a la pasión y devoción de quienes la celebran. A través de sus palabras y dibujos, sumerge en el misterio y la belleza de esta festividad religiosa.
