viernes. 19.04.2024
Familia Milyukov
Familia Milyukov

Zamora se ha convertido en algo más que un refugio temporal. La inesperada acogida que han ofrecido los zamoranos a la familia Milyukov les ha permitido apartar la mirada del horror de la guerra que han dejado atrás. Tras un viaje en coche de más de 3.000 kilómetros huyendo de Ucrania hasta Barcelona, Oleg, su mujer Luibov y sus cuatro hijos han encontrado la paz en una ciudad que se ha volcado ellos y ya les ha ofrecido numerosas opciones de trabajo.

“Ha habido momentos en los que he querido llorar de felicidad y agradecimiento”. En poco más de dos meses, esta familia ucraniana ha cambiado hasta en tres ocasiones de residencia, pero siempre con la suerte de poder dormir bajo un techo sin necesidad de buscar cobijo bajo tierra o en refugios señalados.

Su historia comienza el mismo 24 de febrero, bajo los primeros vuelos de los aviones del ejército ruso: “Vimos los primeros bombardeos mientras mi mujer preparaba a los niños para ir al colegio. Y pensé que ya no habría más escuela en estas circunstancias”, señala Oleg en portugués, idioma que domina y con el que se comunica en su nueva tierra.

Ese mismo día la familia dejó atrás su hogar en Striy -situado en la región de Lviv Oblast, al oeste del país- y antepusieron su seguridad a sus sueños de ampliar la casa independiente en la que vivían. Su nuevo destino fue una vivienda ubicada en las montañas a tan sólo 20 kilómetros de su ciudad. Rodeados de cabras, gallinas y con provisiones y reservas. Así empezó para los Milyukov el curso de una incursión por entonces con muchos interrogantes pero en el que Oleg ya preveía un escenario de guerra: “Fue un día muy difícil”, recuerda resoplando.

Oleg y parte de su familia. Fotografías. familia Milyukov
Oleg y parte de su familia. Fotografías. familia Milyukov

Tan sólo durarían un mes más en Ucrania. Las noticias, lejos de alentarles, reflejaban una cruda realidad con dos únicas salidas: resistir al peligro y tomar las armas –Oleg poseía una que se regaló su abuelo hace años- o huir”. Ya sin su trabajo en el mundo de la construcción como maestro ceramista, sin clientes ni apenas ahorros, se vieron abocados a abandonarlo todo y poner rumbo a un nuevo destino. España comenzó entonces a tornarse como la mejor opción. “La madre de mi mujer vive cerca de Madrid y además España se ofrecía como país de acogida”.

El viaje supuso un recorrido de más de 3.000 kilómetros que separan el oeste de Ucrania de la Ciudad Condal pasando por Hungría, Italia y Francia hasta España. “Con las fronteras abiertas, era el momento para coger el coche y salir de allí”. Su destino fue el programa de Cruz Roja, que los alojó inicialmente en un hotel en Barcelona hasta que los derivaron a Zamora.

Su llegada a Zamora ha estado marcada por la facilidad en todas las gestiones. Desde la solicitud de la protección temporal, pasando por la gestión de la tarjeta sanitaria que consiguieron en apenas dos días hasta conseguir su primer trabajo. Todo ello en tiempo récord, si bien este último surgió a raíz de una publicación que el propio Oleg realizó en la conocida página de Facebook Somos Zamora – Ayudemos a Zamora y a los zamoranos. Con la intención de dar las gracias a la ciudad por su acogida, internet obró el milagro y en seguida le llovieron varias ofertas laborales tanto para él como para su mujer.

Oleg y su mujer. Fotografías. familia Milyukov
Oleg y su mujer. Fotografías. familia Milyukov

“Uno señor me ofreció un trabajo por teléfono, otro maestro nos ofreció recibir clases de español para toda la familia y otra mujer que trabaja como médico le ofreció a mi mujer la posibilidad de que ejercer como enfermera –actividad para la que está cualificada- pero ella no domina ni el español ni tampoco portugués”. Por el momento, Luibov ya está preparando todo para comenzar a recibir las primeras clases, mientras sus hijos por el momento se conectan de manera con su escuela en Ucrania, con la idea de incorporarse ya al sistema escolar una vez comiencen a tener nociones de nuestro idioma.

Por el momento, Cruz Roja les asegura una vivienda durante un año, si bien la intención de Oleg es poder vivir sin depender de ayuda ninguna. Pese a que residen con todas las comodidades en una residencia de estudiantes en tres habitaciones con baño y comida incluida, la intención de Oleg y su mujer es salir adelante y aportar a una tierra que les ha devuelto la esperanza.

También de una ciudad que les ha permitido conocer a nuevos amigos, como la de David, un bombero de la ciudad que les ha ayudado en todo lo que han necesitado y de Valentina, de nacionalidad rusa pero que ya lleva doce años residiendo en Zamora.

Manteniendo aún lazos con su primer hogar -donde residen en este momento refugiados procedentes de otras zonas de Ucrania y con quienes mantiene contacto permanente-, Oleg asegura que su intención es quedarse en Zamora, pese a que su mente se va irremediablemente a lo que sucede al otro lado del continente: “A los niños les gusta mucho España y Zamora. De momento queremos asentarnos aquí. El futuro ya nos dirá”.

Oleg y su mujer. Fotografías. familia Milyukov
Oleg y su mujer. Fotografías. familia Milyukov

La historia de la familia ucraniana rendida ante Zamora: “Queremos asentarnos aquí”