Una formación a base de miles de pinchazos que han llevado a re vacunar a todos los zamoranos una y otra vez y ahora con los más pequeños también como objetivo final para esa inmunidad que parece no existir o a la que no le vemos final. En breve hará dos años de todo un vuelco en la sanidad que ha tenido como protagonista la falta de previsión política y los recortes que en la crisis dieron estos lodos que aún no tienen un embalse donde resarcir tanta miseria de un sistema sanitario que fue el mejor del mundo.
Los equipos de jóvenes enfermeras y enfermeros, de los que han conseguido quedarse en Zamora, y no han sido tentados por contratos mucho más jugosos en cuanto al tiempo y a la cantidad, de otras comunidades, son los otros héroes que en silencio tenemos claro que han hecho mucho y bueno en nuestra provincia y siempre habrá que tenerles en cuenta puesto que esto no acaba y a ellos les debemos tanto el trato amable, y simpático, de un trance que a nadie gusta, ellos al menos, no se han escondido y se han quedado para librarnos de este "bicho" que cambia y se ha llamado de mil maneras y seguirá evolucionando esperemos que hasta el exterminio.
Fátima, Iván, Yolanda, David, Laura,...decenas de profesionales de la enfermería que siguen en IFEZA y en el Centro de Negocios de Benavente jeringa en mano y día tras día administrando ese suero que salva vidas y reduce gravedad a una enfermedad que ha llegado para lastrar y sesgar vidas y dejar a miles de personas en un verdadero caos con la covid persistente o long covid como enemigo.
Los profesionales formados a golpe de pinchazo, vial, anotación, pinchazo, y más de algún susto con reacciones adversas, shocks anafilácticos, y el largo etcétera de la casuística humana de miles de cuerpos y reacciones diferentes, necesitarán de una especialidad al paso que va esta pandemia. Han dado el 100% siguen dándolo y su plantilla es la más expuesta a los contagios, no olvidemos que IFEZA y un vacunódromo es un lugar de máximo riesgo y de gran tránsito de personas, protegidas por mascarillas y por todos los protocolos si, pero el lugar de mayor tránsito de todos los observados hasta ahora, ni fiestas, ni cotillones, ni bares, ni ocios nocturnos.
Ellos y ellas saben en el 99% de los casos como te vas a encontrar al día siguiente si has padecido la enfermedad o no, si no notaste nada en el primer pinchazo o en el segundo o ya en el tercero para muchos. Los centros de salud y los consultorios normalmente están aprovisionados de todo lo necesario, pero este centro improvisado de esta guerra contra la COVID-19 sigue teniendo muchas lagunas y son ya dos años de pincha, re-pincha y dosis tras dosis...
La Santa Compaña hacía ayer su camino hacia IFEZA, la noche caía y las farolas a veces no son lo suficientemente potentes como para iluminar un camino, el de la vacuna en buenas condiciones. La improvisación y la incomodidad no es la que practican los responsables de la gestión de todo este operativo, no. Los gestores y los políticos, tampoco prevén que los virus no trabajen en fiestas y en domingos, o en el ocaso del día o ya de noche, lo triste es que sigan recortando en esto tan importante como es la vida.
Muchos españoles y zamoranos han tenido muy cerca esa vacuna milagrosa que ha salvado vidas por horas minutos, por suerte, pero en esta sexta ola también ha pillado en paños menores a las autoridades sanitarias, que han seguido sin controlar para nada aquello de "si las barbas del vecino ves cortar...." y si España es un 10 en vacunación, lo es pero no por culpa de políticos y de recortadores profesionales sanitarios, si no por los profesionales sanitarios, los de atención primaria, los internistas, el personal de planta, los TES que se ven muchas veces inmersos en ese vacío legal de hacer mil cosas fuera de sus funciones orgánicas.
Esta omicrón, esta nueva cepa, deja muchas veces a los compañeros sanitarios de baja durante 10 días, o ahora durante una semana, pero eso no parece importar a una Sanidad Pública que sigue renqueando, recortando y privatizando servicios como el de los test, que se han llevado y se llevarán todas las críticas porque la saturación del sistema está a punto de volver a reventar, y más cuando será más del 50% de la población la que padezca la enfermedad, una pandemia que pasará la factura a los recortadores, ya sea en cargos, o en elecciones pero seguro que aquí todo cerdo tiene su San Martín.
Sus FPP2, sus guantes, su exquisita limpieza y la utilización constante de hidrogel y de la mayor de las asepsias posibles, todo ello en una mesita y con un biombo como cuartel, hacen que los centros de vacunación o vacunódromos hayan dado un marcado carácter social también a estas y estos profesionales del pinchazo que trabajan en jornadas maratonianas y que comen incluso en IFEZA como hemos comprobado en muchas ocasiones.
El ente ferial de Zamora ha conocido más visitantes en estos dos años que personas que hayan pasado por sus ferias desde que IFEZA es IFEZA.
Pero los protagonistas de estas GRACIAS con mayúsculas que ahora también tienen a los miembros del ejército en sus filas, son los enfermeros y enfermeras que en hordas sobre todo de gente joven aguantan la precariedad de sus contratos y esas largas jornadas.
También a los voluntarios de Protección Civil esos que no cobran como los "bomberos voluntariosos", y como no a ese largo etcétera de empleados que tanto en IFEZA como en el Centro de Negocios de Benavente se encargan de la logística de las personas que en esos momentos acogen como trabajadores dentro de sus instalaciones.
Hoy para todos ellos nuestro mensaje de gratitud y de reconocimiento.