Enclavada en la región noroeste de España, Zamora despliega ante los ojos del viajero un paisaje pintoresco y lleno de encanto, donde los pueblos ancestrales cobran vida y sus calles empedradas susurran historias de siglos pasados.
Villardeciervos: donde la naturaleza y la historia se funden
Con su encanto atemporal, se erige como un tesoro entre las montañas, con sus edificaciones de piedra que narran historias ancestrales. Declarado Conjunto Histórico Artístico desde hace décadas, este pueblo emana una atmósfera de serenidad y belleza, invitando a quienes lo visitan a sumergirse en su historia viva.
Envuelto por la exuberante flora y fauna de los paisajes circundantes, es más que un simple lugar; es un oasis de tranquilidad y una pausa para el alma en medio de la naturaleza, ofreciendo a sus habitantes y visitantes la oportunidad de disfrutar plenamente de su entorno medioambiental privilegiado.

Rihonor de Castilla: un pueblo dividido entre dos países
Enclavado entre España y Portugal, Rihonor de Castilla y León o Río de Onor es un verdadero ejemplo de convivencia y singularidad cultural. Dividido por una frontera invisible, este pueblo lleva consigo el encanto de dos naciones, reflejado en su dualidad de nombres y en la riqueza de sus tradiciones compartidas. Sus calles empedradas, donde se entrelazan las historias de ambos lados, conducen a lugares emblemáticos como el antiguo molino comunal, ahora convertido en un punto de turismo que evoca tiempos pasados y relatos de generaciones. Al elevarse majestuosa en el punto más alto del municipio, la Iglesia de Santa Marina observa con serenidad la armoniosa coexistencia de dos culturas, mientras que el antiguo puente romano sobre el río de Onor sirve como testigo silente de la conexión histórica entre ambas tierras.
Sin embargo, la verdadera joya de Rihonor son sus habitantes, quienes con su cálido espíritu acogen a los visitantes, compartiendo con entusiasmo los relatos que dan vida a este pueblo de frontera. En cada conversación, en cada gesto de hospitalidad, se revela la auténtica esencia de Rihonor: un lugar donde las diferencias se disuelven en la unidad de una comunidad unida por la historia y la cultura.

Puebla de Sanabria: la joya de la corona
Puebla de Sanabria emerge majestuosa en la ladera de una colina, como si fuera un cuento de hadas hecho realidad. Su imponente castillo medieval y su casco antiguo perfectamente conservado transportan a los visitantes a épocas pasadas, mientras que sus vistas panorámicas del lago de Sanabria dejan sin aliento a quien las contempla.
Su lago, murallas, su castillo y sus callejuelas son capaces de transportar a otra época y convierten a esta localidad en el municipio más popular de la provincia. De hecho, su ubicación estratégica hizo que fuera una villa aforada, fortificada y amurallada dándole especial protagonismo histórico. Por ello, en 1994 fue declarada Bien de Interés Cultural.

Fermoselle: el balcón de Los Arribes del Duero
Fermoselle deslumbra con su encanto ancestral y su paisaje de viñedos infinitos. Sus calles empedradas y su arquitectura de piedra tradicional transportan a los visitantes a tiempos pasados, mientras que desde sus miradores naturales se puede contemplar la magnificencia de los viñedos que se extienden hasta el horizonte, inspirando a los amantes del vino a adentrarse en la historia y los sabores únicos de la región. En el corazón de Fermoselle yace un tesoro subterráneo: un laberinto de bodegas excavadas en la roca, que le han valido el apodo de 'el pueblo de las 1.000 bodegas'.
Desde tiempos inmemoriales, el vino ha sido el orgullo y la pasión de los habitantes de Fermoselle, resguardado en las profundidades de la tierra para protegerlo de las inclemencias del clima. A través de los siglos, los fermosellanos han creado un intrincado entramado de galerías y pasadizos, formando un auténtico pueblo bajo el suelo del municipio. Estos pequeños habitáculos excavados en la roca, adornados con arcos de medio punto y sillería, son testimonio de una cultura arraigada en la tradición y la historia, algunos datando de al menos el siglo X. En Fermoselle, el pasado y el presente se entrelazan en un tributo eterno al vino, una herencia milenaria que sigue vibrando con vida en cada rincón de este pueblo pintoresco y lleno de encanto.

Toro: tierra de vino y tradiciones
Reconocido por sus vinos prestigiosos, este destino se erige como un paraíso para los amantes de la enología y la cultura. Sus bodegas centenarias, testigos del paso del tiempo y del arte de la vinificación, invitan a sumergirse en los aromas y sabores únicos de la región. Pero Toro no solo ofrece un deleite para el paladar, sino también para los sentidos, con monumentos históricos como la majestuosa Colegiata de Santa María la Mayor, que relatan la rica historia de esta tierra castellana.
En las calles empedradas de Toro, la historia cobra vida en cada rincón, mientras que sus animadas fiestas y festivales reflejan la alegría y la hospitalidad de sus habitantes. Aquí, la tradición se entrelaza con la modernidad en una danza vibrante de cultura y diversión. Desde la fiesta de la Vendimia hasta las celebraciones religiosas, cada evento es una oportunidad para sumergirse en la esencia misma de Toro y experimentar la pasión y el espíritu festivo que caracterizan a este destino inolvidable.

Galende: una puerta de entrada al Lago de Sanabria
Galende, ubicado estratégicamente en las inmediaciones del Parque Natural del Lago de Sanabria, ofrece un refugio sereno y encantador para los amantes de la naturaleza. Con sus pintorescas casas de arquitectura tradicional que se mezclan armoniosamente con el entorno montañoso, este pueblo se convierte en el punto de partida ideal para explorar la belleza del parque. El ambiente apacible y acogedor de Galende invita a desconectar del bullicio urbano y sumergirse en la calma y la pureza del entorno natural que lo rodea.
Adentrarse en Galende es adentrarse en un oasis de tranquilidad y serenidad, donde el tiempo parece detenerse para permitir a los visitantes conectarse con la naturaleza en su estado más puro. Desde sus paisajes montañosos hasta las aguas cristalinas del Lago de Sanabria, cada rincón de este idílico pueblo invita a contemplar la belleza y la grandeza de la madre naturaleza.

Los pueblos de Zamora son auténticos tesoros que esperan ser descubiertos. Con su combinación única de historia, naturaleza y tradición, ofrecen una experiencia inolvidable para todos aquellos que se aventuren a recorrer sus calles empedradas y sus paisajes de ensueño.