La dificultad de las conexiones -unido al estado de algunas de las carreteras que unen los pueblos de Sayago entre ellos y con la capital- pone en riesgo la continuidad de estos municipios, sus negocios e incluso, el proyecto de revitalización que se ha visto arropado con la llegada de la pandemia, lo que ha provocado el creciente interés de las familias por abandonar el núcleo urbano en favor de una mayor tranquilidad, al alcance de los pueblos.
A día de hoy, la red viaria en Sayago presenta evidentes desigualdades entre aquellas carreteras con arcén, guardarraíles y hasta 9 metros de ancho frente a aquellos que no llegan a los 5 metros, que no presentan banquina -destinada al tránsito del peatón o semovientes (cabezas de ganado)-. A estos elementos se une el deficiente estado que presentan -es el caso, por ejemplo, de la ZA-320 parcheada en numerosas ocasiones pero que no termina de solventar el problema-.
Los vecinos de la zona advierten que las carreteras no presentan un adecuado estado de conservación, lo que hace que el tráfico se desvíe hacia otras, consideradas "principales" y que en muchos casos condena a los vecinos a realizar un rodeo de varios kilómetros. A ellos no les queda más remedio que transitarlas, pero el daño es evidente.
"En el caso de la ZA-320, cuando la asfaltaron hace 20 años le quitaron como un metro (de ancho) en lugar de ensancharlo y como arreglaron mucho la que une Almeida y Bermillo. Así, por ejemplo desde Carbellino o Roelos, en lugar de ir por Almeida y coger la ZA-320, prefieren coger la CL-527 aunque supongan 7 km más".
A los usuarios habituales les compensa por seguridad. No tanto a los establecimientos y locales al evitar el paso por la plaza de Almeida, con lo que los posibles viajeros que pararan a tomar un café "se pierden". Así lo precisa José Antonio De La Mano, uno de los impulsores del Banco de Viviendas SAYAGO. Tampoco llama a las futuras empresas que pudieran plantearse instalarse en la zona: "Ninguna empresa se va a instalar en Sayago si tiene malas comunicaciones".
El estudio del estado de las carreteras es fruto de su investigación al detectar un menor interés por las viviendas, terrenos y parcelas en determinados municipios, como son Fresno, Mogátar, e incluso otros más conocidos y poblados como Almeida.
Lo mismo pasa con la carretera que une la N-122 con Moralina y que afecta también a Pino del Oro y Villadepera. Así, la ZA-321 presenta un ancho aún menor, de 4,3 metros, con varios tramos también sin arcén.
José Antonio De La Mano enfatiza la importancia de esta carretera que considera "estratégica", ya que supone la conexión entre las comarcas de Sayago y Aliste y que cuando esté lista la autovía del Duero será la entrada norte a Sayago. "Será una carretera estratégica y su estado desvela que no hay visión de futuro", lamenta.
Tanto la futura autovía del Duero (al norte) como la de la Ruta de la Plata (al este) bordean la comarca y podría suponer una fuente de riqueza y revitalización de la zona, por lo que "nos interesan unas comunicaciones buenísimas", apunta José Antonio. "Así cualquier visitante podrá llegar fácilmente a Sayago sea desde Salamanca, Galicia, Valladolid o desde Portugal".
El gráfico es sólo la constatación de lo que los vecinos de la zona conocen desde hace años -de hecho, Wikipedia ni siquiera tiene en cuenta la ZA-320-. y de la necesidad de buscar un equilibrio y asegurar una buena calidad en las conexiones para asegurar que todos los municipios tengan opciones para desarrollarse por igual.
