Losacio retoma su actividad. Lo hace triste, apenada por un fuego cada vez más virulento y que en esta ocasión ha llegado al casco urbano del municipio, pero con la esperanza de recibir a los suyos que esta mañana abandonaban las instalaciones de IFEZA para regresar a sus hogares.
Los vecinos de los seis municipios desalojados por el segundo fuego que ha afectado a la zona de Tierra de Alba en una semana -Losacio, Olmillos de Castro, Marquiz de Alba, Losilla, Navianos de Alba, San Pedro de las Cuevas- han vuelto a dejarnos la imagen de la esperanza, pero también de la resignación. Con dos desalojos en apenas siete días, los habitantes avanzan con el corazón en un puño, preguntándose si será la última vez que tengan que vivir semejante situación.
Es la imagen de la desesperación y del miedo, pero también de la indignación entre los afectados. Muchos de ellos se niegan a abandonar sus casas, con ancianos incluso escondiéndose o no respondiendo a las llamadas de advertencia de la Guardia Civil. Es el fiel reflejo del hartazgo, de aferrarse a una tierra que conforma la base de nuestra economía. Los pueblos arden, los montes desaparecen, los campos dejan de producir.
Las imágenes difundidas por la Guardia Civil, las de los desalojos y realojos, es la triste realidad de un verano en la provincia de Zamora al que aún le queda mucho recorrido pero que no ha podido empezar de peor forma. Ya somos la segunda provincia con mayor superficie calcinada en lo que va de siglo, una problemática que perdurará mucho más allá del paso del fuego.
Atrás queda ganado calcinado, otro sacrificado por las heridas causadas, colmenas arrasadas, parques, miradores, campos de pasto ahora inertes. Atrás queda un sustento que, quizá ahora muchos comiencen a apreciar. Ahora que lo perdemos.
Estas son los instantes de los 45 realojados tras el incendio de Losacio. Con los medicamentos en la mano, con apenas un bolsa de mano y lágrimas en el rostro. Juzguen ustedes mismos.
¿Cuántas veces más tendremos que pasar por esta situación?
