Arrancando por Aranda del Duero -ciudad Europea del Vino- y pasando por Haza, Padilla de Duero y Valbuena del Duero hasta Tordesillas y Castronuño, la guía se topa con Toro y su vino centenario "que aguantaba bien largas travesías hasta la América recién descubierta". Los museos de las bodegas Fariña y Pagos del Rey así como los grandes refectorios de Divina Proporción y la bodega familiar La Morada del Vino entran en la lista de recomendaciones que no pasa por alto tampoco a bien llamada Tierra del Vino.
Tampoco de Fermoselle, "villa olvidada casi, con mucho cartel callejero de 'se vende', solo animada en los veranos de barbacoa", pero que en su día contó con cerca de un millar de bodegas, muchas de las cuales aún se conservan en un óptimo estado.
