La trashumancia, práctica que durante siglos ha marcado el pulso de la vida ganadera en Aliste, protagoniza la exposición “Trashumantes de Aliste, guardianes de la memoria”, inaugurada el pasado 21 de agosto en el Castillo de Puebla de Sanabria. Una muestra de 42 fotografías firmadas por Carlos Blanco que combina arte, testimonio y denuncia frente a la amenaza de desaparición de esta tradición.
El autor ha seguido durante años a los churreros, pastores alistanos, para capturar en imágenes un modo de vida que hoy se encuentra en claro retroceso.“La trashumancia en Aliste es un legado cultural y ecológico, un ejemplo de convivencia sostenible entre el ser humano y la naturaleza”, explica Blanco.
Sin embargo, las cifras reflejan una realidad preocupante, cada vez menos cabezas de ganado recorren las cañadas a pie, la ganadería extensiva pierde peso año tras año y muchas vías pecuarias han quedado abandonadas u ocupadas por otros usos.
El fotógrafo considera su exposición como “una ventana abierta a un mundo que lucha por sobrevivir”. Además de documentar la vida de los pastores y su relación con el paisaje, busca despertar conciencia sobre la necesidad de proteger este patrimonio cultural, económico y ambiental.
Además, el próximo 28 de agosto el Salón de Actos del Castillo de Puebla de Sanabria acogerá una completa jornada dedicada a la trashumancia. La cita comenzará con la proyección de un audiovisual de Carlos Blanco, continuará con una mesa redonda en la que participarán el propio fotógrafo junto a los pastores Tomás García Peña y Nicolás Silva, y culminará con un taller gastronómico de migas al estilo pastor, elaborado en directo por los hermanos Miguel y Francisco Tomás Bruño, llegados desde Porto para compartir con el público este plato tradicional.
La cita, además de un recorrido visual por la tradición, se convierte así en un espacio de reflexión, diálogo y celebración de una práctica que forma parte esencial de la identidad alistana.