Este viernes 25 de abril el Teatro Principal fue el escenario de una experiencia teatral profundamente emotiva con la presentación de Un Sublime Error, protagonizada magistralmente por Gonzalo Cunill. El público, que llenó la sala en sus distintas categorías de precio (de 6 a 12 euros), ovacionó de pie tras 80 minutos de pura intensidad emocional.
Dirigida por el aclamado Jan Lauwers, Un Sublime Error surgió como una audaz recapitulación del pasado, una obra donde los fragmentos de masculinidad dispersos en la trayectoria creativa de Lauwers se consolidaron en un solo personaje: un hombre desconcertado ante el mundo, solitario pero jamás abatido.
Gonzalo Cunill, colaborador habitual de Lauwers y ganador junto a él de prestigiosos premios como el Obie en Nueva York, ofreció una interpretación que rozó lo sublime. Su presencia serena, su fuerza contenida y su energía latente construyeron un "antimacho" hipnótico, un exboxeador que nada dos kilómetros diarios y cuya mirada serena cuestiona, en silencio, su propia existencia.
La puesta en escena, minimalista pero cargada de simbolismo, acentuó el retrato íntimo de un hombre que camina por la vida como un visitante perplejo. El ritmo pausado, la construcción delicada de los silencios y la honestidad brutal de Cunill conmovieron a todos los presentes, arrancando lágrimas y profundas reflexiones.
"Un Sublime Error" no fue solo una obra de teatro: fue un espejo en el que muchos espectadores vieron reflejadas sus propias incertidumbres y contradicciones. En definitiva, una velada memorable que reafirma la vigencia de un teatro que se atreve a mirar al alma humana sin artificios.