En 1944, durante la dictadura de Francisco Franco, España instauró el Documento Nacional de Identidad (DNI), un sistema que permitió identificar a todos los ciudadanos mediante un número único. Este cambio fue considerado un avance en la organización administrativa del país, pero, al mismo tiempo, sirvió para reforzar el control del régimen. Los primeros números fueron asignados de manera simbólica y jerárquica a los miembros más cercanos al dictador.
Franco, como líder del país, recibió el número 1, seguido de su esposa, Carmen Polo, con el número 2, y su hija, Carmen Franco, con el número 3. A partir de estos primeros puestos, la familia real recibió los números entre el 10 y el 99. El rey Juan Carlos I, futuro monarca, fue asignado con el número 10, y su esposa, la reina Sofía, con el 11.
Curiosamente, el número 13 nunca fue asignado a nadie, ya que se consideraba de mala suerte en la cultura española. A pesar de ello, otros miembros de la familia real, como la infanta Elena, recibieron números consecutivos, con el 12 para ella, y el número 14 para la infanta Cristina. El actual rey Felipe VI, por su parte, recibió el número 15, que ha mantenido a lo largo de su vida.
En el caso de la reina Letizia, antes de su matrimonio con Felipe VI, tenía un DNI con un número aleatorio, como cualquier ciudadano. Tras su enlace, pudo optar por cambiarlo y adoptar uno de los números reservados para la familia real; sin embargo, la reina decidió mantener su DNI original, rompiendo así con la tradición.