Los diputados disfrutan de sus descansos siguiendo el calendario parlamentario, no el laboral. El Congreso de los Diputados establece sus sesiones ordinarias de febrero a junio y de septiembre a diciembre, lo que deja como “vacaciones” enero, julio, agosto y parte de diciembre. Aunque official solo se celebran plenos en 26 semanas al año, eso deja más de la mitad del calendario sin actividad parlamentaria.
Según varios estudios, el reparto de esos descansos es el siguiente:
- Semana Santa: aproximadamente 18 días
- Navidad: unos 54 días, entre mediados de diciembre y mediados de febrero
- Verano: cerca de 70 días en julio y agosto
- En total, los diputados disfrutan de unos 100 días al año sin plenos (sin contar posibles comisiones, reuniones o actos institucionales) En cambio, un trabajador medio tiene apenas 30 días naturales —o 22 laborables— de vacaciones al año.
Autónomos: vacaciones a golpe de plan y esfuerzo
Para un autónomo, las vacaciones no son un derecho legal —tienen que negociar su descanso con su facturación— y muchas veces implican:
- Cerrar el negocio (o delegarlo) para tomarse una semana libre.
- Sufrir una caída en los ingresos.
- Trabajar horas extras para recuperar después el ritmo.
Por ejemplo, salir una semana —7 días— puede traducirse en un mes de trabajo para compensar los ingresos (considerando que ese tiempo, el negocio está parado).
Comparativa:
| Persona | Días de descanso al año |
| Trabajador asalariado | 30 días naturales (22 laborales) |
| Diputado | 100 días sin plenos (media estimada) |
| Autónomo | Vacaciones limitadas a la facturación, habitualmente 7–14 días útiles |
Reflexión final
Mientras el trabajador medio goza de 30 días anuales, y el autónomo solo puede acceder a vacaciones si su bolsillo y planificación lo permiten, los diputados cuentan con más de tres veces ese descanso. Un desequilibrio que se evidencia cada verano y Navidad: los ciudadanos leen la prensa y ven sus impuestos pagando a quienes descansan mientras ellos trabajan o planifican su tiempo libre sin margen.
Quizá sea hora de replantear esta diferencia, equilibrar la percepción pública del sacrificio laboral y acercar las vacaciones de nuestros representantes a la realidad del resto de la ciudadanía.
Ahora a pensar en a quién les regalamos esas vacaciones, realmente las merecen mientras que España tiene niveles de pobreza infantil por ejemplo o hay esos graves problemas con la vivienda, o con la sanidad, o con el transporte...o....para eso les votamos? No deberían trabajar también y tener vacaciones como manda el Estatuto de los Trabajadores??....Ahí lo dejamos-....