viernes. 29.03.2024
Salud mental. Fotografía de archivo
Salud mental. Fotografía de archivo

Todo puede cambiar en cuestión de días. Hoy puedes estar regalando sonrisas y mañana pueden desaparecer. Así es la vida. Así es la fragilidad de la salud mental. Todo se vuelve de color negro y ni siquiera puedes reconocerte en el reflejo de un espejo. Hace falta empatía, concienciación, una salud de calidad. Un antes y un después. Los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. Más de 300 millones de personas en el mundo viven con una depresión, un problema que ha aumentado un 18,40% entre 2005 y 2015. Parecen solamente cifras, datos dichos porque sí. Estadísticas. Pero va más allá.

El dolor de una madre ante el pesar de una hija. La preocupación ante la ausencia. Las noches sin dormir. El llanto que lleva a otro llanto. La desesperación de un compañero de vida que ve el dolor al otro lado de la cama. La quemazón de amigos que intentan parar el daño.

En España la tasa de suicidio es de 7,7 por cada 100.000 habitantes convirtiéndose en la principal causa de muerte no natural; el triple de muertes que accidentes de tráfico, 13,6 veces más que los homicidios y 85 veces más que la violencia de género.

La salud mental nuevamente es una asignatura pendiente para nuestro país. Escasez de medios, eternas listas de espera y enfermedades que no paran de crecer. Once personas se suicidan en España cada día.

La estigmatización, sobre todo la que se crea en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o tratan de hacerlo y que, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan.

La salud mental no se ha abordado debidamente porque falta sensibilización sobre la importancia que reviste como problema para la salud pública y por el tabú existente en muchas sociedades que impide tratar sobre él abiertamente.

Las personas con problemas psicológicos lo único que necesitan es ayuda, atención y una mano que esté dispuesta a aguantar el temporal.

La fragilidad de la salud mental y la asignatura pendiente de España