Los ataques rusos sobre Ucrania no cesan al igual que los bombarderos sobre posiciones civiles. La cifra de víctimas mortales -cifrada en unas 2.800 desde el inicio de la incursión- continúa creciendo tras el último ataque de Moscú sobre una escuela en la zona de Lugansk.
El derrumbre producido a consecuencia del bombardeo ha dejado al menos dos fallecidos y 60 desaparecidos que permanecen bajo los escombros, por lo que la cifra de víctimas mortales final podría ser bastante superior.
La autoridad regional ucraniana teme precisamente que buena parte de esas personas no hayan sobrevivido, si bien otras 30 pudieron ser rescatadas. En total unas 90 personas se guarecían en este centro escolar de los ataques de la artillería rusa que, final y tristemente, ha vuelto a situar su objetivo en los más vulnerables.
