La inflación aplicada a la cesta de la compra básica suma ya un 10% de subidas en 2022 y del 24% si ignoramos las tendencias de los dos años anteriores, el aumento alcanza el 24%. Una situación que obliga a buena parte de las familias y consumidores a apostar por alternativas para tratar de compensar el incremento sobre el ticket y los bolsillos.
Así, ocho de cada diez españoles asegura en una encuesta realizada por la OCU que compra menos cantidad y alternativas de baja gama en productos como el aceite de oliva, carne, pescado, verduras, frutas y lácteos. Hay quienes directamente apuestan por reducir el listado de productos que terminan en las bolsas de camino al hogar, frente al 16% que asegura no haber modificado en absoluto sus hábitos de compra pese al incremento de los precios.
El pescado es el más afectado por este encarecimiento, a pesar de que todos los productos básicos se consumen menos (tanto en cantidad como en calidad). El 60% de los consumidores compra ahora menos pescado y el 19% opta por rebajar su calidad para poder seguir disfrutando de este alimento.
Le sigue la carne cuyo consumo se ha reducido en un 54% según los datos de la encuesta, mientras que el aceite de oliva comienza a utilizarse a cuentagotas y su consumo se ha rebajado en un 53%, relegado ahora a producto gourmet. Tampoco se salvan las frutas y verduras cuya compra se ha rebajado a la mitad frente al 30% en el caso de los lácteos y derivados, los menos afectados por la inflación.
También son bastantes los usuarios que dicen haber optado por consumir alternativas de menos calidad: por ejemplo comprar aceite de oliva básico en vez de virgen o AOVE, u otro tipo de carnes, pescados, lácteos