La escalada de violencia entre Israel y Hamás iniciada el pasado 7 de octubre ya ha costado la vida a 8.005 personas en Gaza, 3.324 de ellos menores de edad. Por su parte, el ataque terrorista de Hamás dejó 1.400 muertos en Israel que se suman a los 229 secuestros en las cercanías de un concierto.
Israel ha enviado más tropas a Gaza para combatir a Hamás para "ampliar la actividad terrestre" en la Franja, tras 22 jornadas de una guerra que desde hace dos días incluye también combates en el interior del enclave palestino. El Ejército israelí ha instado a los milicianos del grupo islamista a rendirse. Según ha informado un portavoz militar a Efe: "Los líderes de Hamás comenzaron una guerra perdida. Quienes quieran rendirse, añade el mensaje, deben seguir las instrucciones de los soldados israelíes y no deben traer con ellos agua ni alimento, que les serán proporcionados por el Ejército".
La situación es de absoluto caos entre huidas a la desesperada, asaltos a almacenes y centros de reparto de ayuda humanitaria de diversas agencias de la ONU en el centro y sur de Gaza -alimentos y productos básicos como la harina son un auténtico lujo- y la desesperación en los hospitales. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha puesto de manifiesto la imposibilidad de efectuar la orden de evacuación del hospital Al Quds de Gaza sin poner en peligro la vida de los pacientes.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha criticado la "escalada de bombardeos sin precedentes" de Israel contra la Franja mientras el alto representante de la UE, Josep Borrell, ha pedido pausar los ataques y dice que lo que pasa en Gaza va contra el derecho internacional.
