Tras la inesperada caída de ERC en las elecciones catalanas del domingo, el presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, ha anunciado su retiro de la primera línea política. Aragonès, quien lideró a su partido en una campaña marcada por la polarización y la incertidumbre, ha decidido acudir a no recoger su acta de diputado después de que su formación retrocediera 13 escaños, quedándose con 20 en total y quedando relegado a tercera fuerza política.
Mientras tanto, desde su sede en Argelès-sur-Mer (Francia), Carles Puigdemont ha proclamado su intención de presentar su candidatura para la investidura como presidente de la Generalitat. A pesar de que su partido quedó en segunda posición con 35 escaños, el líder de Junts se muestra confiado en poder reunir una mayoría parlamentaria sólida, "más amplia" que la del candidato del PSC, Salvador Illa.
"Podemos sumar una mayoría coherente, más amplia que no la que puede formar el candidato socialista". En este sentido, Puigdemont ha expresado su deseo de liderar un gobierno basado en la coherencia soberanista, buscando el apoyo de ERC y, posiblemente, de la CUP. Sin embargo, reconoce que aún están lejos de alcanzar un acuerdo negociador con los republicanos.
Por último, ha descartado llegar a un acuerdo con el PSOE "para una forma de alianza directa o indirecta" que posibilite su investidura, aunque ha avisado: "Si el PSC se abraza al PP esto dejaría sin sentido el acuerdo que tenemos con el PSOE en Madrid".