Este jueves 24 de octubre Zamora despierta envuelta en un manto de niebla que abraza carreteras y campos por igual, transformando el paisaje en un lienzo de tonos difuminados. La niebla, espesa y persistente, comenzó a hacer acto de presencia antes del amanecer, dificultando la visibilidad en varios tramos de la provincia y afectando tanto a conductores como a los primeros transeúntes del día.
Las principales vías afectadas incluyen la A-52, donde más de 60 kilómetros de carretera permanecen bajo una densa bruma. El tráfico se ve ralentizado y los vehículos avanzan con prudencia, conscientes de los riesgos que conlleva circular en estas condiciones. La N-122 y la A-6 no se quedan atrás, presentando también dificultades, especialmente en zonas rurales cercanas a Alcañices y Villalpando, donde la niebla y el rocío matutino han generado superficies resbaladizas, como si la tierra misma respirara humedad.
El consejo de la jornada: reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y dejarse guiar más por la intuición que por la vista. La niebla, caprichosa, puede desaparecer en minutos o quedarse horas, envolviendo todo a su paso. Con este escenario casi onírico, Zamora se convierte hoy en una postal difusa, en la que el ritmo de la ciudad parece ralentizarse junto con el del tráfico, bajo la constante amenaza de la niebla y el delicado rocío que cubre cada superficie.
